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HERMANO MERO & HERMANA CABRA

SIERRA DEL QUINTANAR CON RAQUETAS DE NIEVE

Hay días especiales en la montaña. Como ya escribí hace un tiempo en otro post, hay días en los que te sientes “un campeón en la intimidad”, en los que sobran todas las medallas, salvo el viento frío en la cara, el jadeo del esfuerzo realizado y la luz limpia de la cumbre.

Los que creen en un dios, sea el que sea, supongo que dirán que son esos días en los que sienten su presencia. Otros sentirán que en ese momento forman parte de la naturaleza que les rodea. Yo no se explicar que es lo que encuentro en esos días. Pero tampoco me hace falta. Me basta con la emoción de estar donde estoy…. Porque esos días la recompensa al cansancio es una inmensa felicidad.

Cuando hice la ruta que hoy reseño todo se confabulaba para que fuese uno de esos días: Era un viernes, por lo que como auténticos privilegiados pudimos disfrutar de la montaña en soledad, lo que nos permitió incluso tropezarnos con un grupo de corzos. La sierra se mostraba espléndida, cubierta de blanco por las recientes nevadas, la compañía (JM, “amigo mío”) era la mejor de las posibles, y encima la cumbre elegida era el último de los dosmiles principales del Guadarrama que me faltaba por ascender.

¿Y que significa que fuera el último dos mil?... Pues absolutamente nada, salvo que es la prueba que por muchos años que pasen siempre quedarán rincones y caminos por descubrir en esta sierra, “vieja amiga”.

El objeto de la excursión no lo teníamos muy definido, tan solo sabíamos que tenía que ser por la zona de San Rafael y el Valle del Río Moros. Pero cuando llegamos allí la cosa estuvo clara:

La Sierra de Quintanar, con sus 2.004 m de altura, su relieve alomado y sus laderas descarnadas y privadas en gran parte de la cubierta boscosa que protegen al resto de cumbres de la zona puede considerarse algo así como “la pariente pobre” de su vecina, la Sierra de la Mujer Muerta, y raramente es visitada si no es aprovechando que se ha recorrido este último grupo de cumbres, y ni aún así, porque bastante dura es esa ruta de por sí como para hacer esfuerzos extra.

Sin embargo, esta vez, la normalmente poco atractiva cumbre estaba cubierta de un manto blanco desde bastante abajo, otorgándola la dimensión que realmente tiene y se merece: Ese era el día para disfrutar de ella.

 

Horario: Unas 8 horas, en condiciones invernales, con nieve a partir de los 1.400 m aproximadamente. Equipados con raquetas de nieve. La duración puede variar mucho dependiendo de cuanta nieve y en que condiciones esté.

Desnivel: Unos 800  metros de subida y bajada.

Dificultad: Prácticamente toda la ruta transcurre por pistas, cortafuegos o caminos anchos, por lo que la orientación es sencilla, incluso con nieve. La ruta es dura, recorriendo una distancia de casi 25 km. Como siempre, ojo en invierno, si las condiciones lo requieren, hay que llevar (y saber usar) material invernal.

 

La ruta discurre íntegramente por la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama, y más concretamente por el Valle del Río Moros, al que se accede por carretera desde la población de San Rafael, y después de atravesar el núcleo de La Estación del Espinar.

Abandonamos el coche en el aparcamiento de La Panera y comenzamos a caminar por la carretera hacia el fondo del valle. En seguida cruzamos el Río Moros por un puente y continuamos la marcha, aún por asfalto, hacía la derecha. A los pocos metros encontramos una barrera que impide el acceso a los vehículos no autorizados. Nada más cruzar esta barrera encontraremos las señales blancas y rojas del sendero GR-88, de la Cañada Real Leonesa, y que no abandonaremos hasta el Puerto de Pasapan.

Las señales nos indican que abandonemos la pista por un estrecho sendero que sube por el terraplen de la izquierda y que durante unos metros parece retroceder hacia el oeste. Sin embargo pronto llegamos a lo que parce un ancho carril de saca de pinos, por el que debemos subir.

En principio la inclinación es muy fuerte, y el terreno, de piedra suelta, incómodo, pero poco a poco la subida se va suavizando, a la vez que el carril se va convirtiendo en un cortafuegos, que recorre la parte alta de la loma, hasta que llegar a un amplio collado.

Continuamos la ascensión por la interminable loma, en dirección norte y noreste, hasta llegar al Alto del Casetón, donde disfrutaremos de unas espectaculares vistas de todo el Valle y de las cumbres que lo rodéan, las Cumbres cercanas al Collado de la Sevillana, Peñota, Peña del Aguila, Peña Bercial, Montón de Trigo, Mujer Muerta, y justo al norte, sobre nosotros, el objetivo del día, La Sierra del Quintanar. Hasta aquí habremos tardado unas dos horas y media.

En el Alto del Casetón.

Abandonamos en dirección norte la llanada donde nos encontramos. Tras subir unos pocos metros, la pista, cuyo trazado coincidía hasta ahora con el del cortafuegos, gira a la derecha y abandona este, iniciando un largo flanqueo en dirección este, bajo las laderas del Puerto de Pasapán.

Al fondo, Peñota y Peña del Aguila.

A lo lejos, las cumbres de la Sierra de Malagón

Tras unos dos Km de flanqueo llegamos a una cerrada curva, de donde sale otro camino, más estrecho que el que nosotros llevamos. Por el momento ignoramos este camino, y continuamos por nuestra pista, haciendo la mencionada curva, para encarar la última rampa antes de llegar al puerto.

Llegando al Puerto de Pasapán

Finalmente, tras una hora aproximadamente desde el Alto del Casetón, llegamos al Puerto de Pasapán. La pista forestal y el GR bajan a partir de aquí hacia la llanura segoviana, que se extiende antes nuestros ojos. Nosotros en cambio nos entretenemos en observar las nevadas laderas norte de las cumbres de la mujer muerta; El Pico Pasapán y la Peña del Oso. La tercera de las cumbres, la Pinareja queda oculta a nuestra vista.

En el Puerto de Pasapán. Mujer Muerta al fondo.

Por cierto, que por la Cordillera Cantabrica y Picos de Europa, el topónimo “pan”, o “pando”, quiere decir, paso, puerto o collado, por lo que me pregunto si el nombre del lugar donde nos encontramos no tendrá el mismo origen; por lo que “Pasapan” vendría a significar algo así como “pasa el puerto”, o “pasa el collado”.

Continuamos nuestra ruta por una pista que asciende por la ladera sur del Quintanar. A los 500 m aproximadamente desde el puerto, la pista hace una cerrada curva y se dirige al noroeste, hasta cruzar un muro de piedra por una portilla al efecto.

Hacia la cumbre. Al fondo la Peñota.

En este punto abandonamos la pista y subimos por la ladera, buscando el camino más cómodo pero manteniéndonos cerca del muro de piedra, que nos llevará a una caseta medio en ruinas situada en la cumbre. Esta cumbre, de 1.998 m, es la segunda en altura de la Sierra del Quintanar. La cumbre principal, inmediatamente al Oeste, es nuestra meta.

Llegando a la cumbre secundaria.

Por tanto, reemprendemos la marcha perdiendo altura y buscando el terreno más cómodo, siempre sin perder de vista el muro de piedra, y en dirección al cercano collado que separa ambas cumbres. Una vez en el, iniciamos nuestra última y corta subida, hasta alcanzar la cumbre. Habremos tardado algo más de una hora desde el puerto.

Desde la cumbre secundaria, hacia la principal.

Ningún vértice geodésico, ni mojón, ni nada, salvo el hecho evidente de que estamos en el punto más alto, identifica esta cumbre, que en el mapa del IGN se llama “Majada Pielera”. Justo en la cumbre se unen varios muretes de piedra, y ante nosotros tendremos unas estupendas vistas hacia la llanura segoviana, la Mujer Muerta (incluida, esta vez sí, la Pinareja), y todas las más altas cumbres del Guadarrama, incluidas Peñalara, Cabezas de Hierro, o la Maliciosa. Tampoco nos costará demasiado distinguir, en dirección contraria, las cumbres de Gredos Oriental y la Sierra de la Paramera, el Zapatero y la Serrota.

En la cumbre. Al fondo Mujer Muerta.

¡¡¡ Cumbre !!!

En la cumbre. Al fondo se adivina

Pinos cerca de la cumbre.

Una vez hayamos disfrutado de la cumbre, emprendemos el regreso, volviendo sobre nuestros pasos. No hace falta que subamos hasta la caseta en ruinas, porque si estamos atentos veremos que una pista medio perdida baja desde la misma y a menor altura rodea el cerro por su cara norte. En realidad se trata de la pista que abandonamos durante la subida a la altura de una portilla. La recorremos hasta la mencionada portilla, y continuamos por terreno ya conocido hasta el puerto de Pasapán. Seguimos el descenso por la pista que hasta la curva cerrada que nos encontramos durante la subida y de la que salía otro camino. Desde la cumbre habremos tardado aproximadamente otra hora.

Iniciamos el regreso. El Guadarrama al fondo.

De regreso. Peña del Aguila y la Peñota.

En este punto, abandonamos el itinerario que usamos al subir, para tomar este camino, algo más estrecho y que flanquea el Pico Pasapán por su ladera sur, hasta alcanzar una loma que dicha cumbre lanza hacia el sur. En este punto el camino traza una curva a la izquierda, para ajustarse a la curva de nivel. Aquí abandonamos el camino hacía abajo, por lo alto de la loma, siguiendo un cortafuegos.

La bajada se suaviza en un rellano, llamado en el mapa del IGN Cerro Pajoso, y que al estar situado justo en el centro del Valle, tiene unas vistas estupendas. En este punto la loma que traíamos se divide en dos; un ramal, mucho más claro y marcado se dirige al suroeste, mientras que otro, menos claro, lo desciende hacia el sureste. Es por este segundo por el que tenemos que seguir.

Parte alta del Valle del Rio Moros desde el Cerro Pajoso.

La Mujer Muerta desde el Cerro Pajoso.

Este punto es el más confuso, en lo que a orientación se refiere, de toda la ruta, dado que si estamos haciendo la ruta con nieve no veremos ningún camino ni cortafuegos que nos sirva de referencia. En cualquier caso, solo tenemos que mantenernos sobre la parte más elevada de la loma, cubierta totalmente de pinar, hasta alcanzar una pista forestal, justo donde esta traza una suave curva. Cruzamos la pista y continuamos descendiendo por la parte alta de la loma. Poco a poco, se hará más evidente la existencia de un camino poco marcado, hasta que lleguemos a las cercanías de un pequeño refugio abandonado, el de las Tabladillas. Un poco más abajo se encuentra la pista principal del valle, que viene del embalse del mismo nombre. Hasta este punto habrá pasado algo menos de una hora.

Tan solo nos resta recorrer esta pista hacia el oeste, durante algo más de una hora y unos 5,5 km. Durante este recorrido pasaremos junto a los refugios del Raso, El Guijo y Puente Negro. Finalmente llegaremos a la portilla metálica que cruzamos al inicio de la excursión, al desvío que lleva a aparcamiento de la Panera y finalmente a este, donde nos espera nuestro coche, dando por finalizada la excursión.

 

Texto y fotos: Hermano Mero

Croquis y track (wikiloc)

 

Nota importante: La descripción de esta ruta procura dar la información lo más precisa posible, pero siempre basada en la experiencia del autor, por lo que sus apreciaciones pueden ser subjetivas. Esta descripción y los croquis que contiene no pueden sustituir a un mapa de la zona. Es recomendable buscar otras fuentes de información, como libros y guías de montaña especializados, para hacernos una idea lo más aproximada posible de la ruta y decidir si está dentro de nuestras posibilidades o no. Es imprescindible tener la experiencia, el conocimiento, la formación y el material adecuado para realizar esta actividad. Valora tu forma física y tus conocimientos sobre como moverse en montaña, informate sobre la climatología y actúa con prudencia, no excediendo tus capacidades. Aún así el montañismo es una actividad que conlleva un riesgo intrínseco, por lo que, si decides realizar esta ruta, ten en cuenta que cada uno es responsable de las elecciones que toma, de si mismo y de su seguridad. Es exclusiva responsabilidad de quien pudiese utilizar esta información los posibles percances que pudiera sufrir como consecuencia del desarrollo de una actividad basada en el uso de esta descripción de una ruta de montaña.

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