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HERMANO MERO & HERMANA CABRA

EL CAMPEÓN EN LA INTIMIDAD

EL CAMPEÓN EN LA INTIMIDAD

No se si conoceréis las ilustraciones de Samivel, si no es así os recomiendo alguno de sus libros, como por ejemplo "Bajo la mirada de las chovas", que se puede encontrar facilmente en las librerias de montaña y está trfducido al español.

 

El caso es que si algo supo plasmar este artista en sus obras no fue tanto la montaña y sus paisajes, como el sentimiento del que se sumerge en ese paisaje.

 

De esta forma no todo es bello en sus dibujos, aunque el entorno si lo sea. A veces lo que se muestra es risible, como en las irónicas  imágenes de aquellos que trasportan a las cimas sus ambiciones y sus miserias; aquella que presenta una cola de esquiadores esperando a tomar un remonte y que empieza exactamente donde les deja dicho remonte, en lo alto de la pista, o aquellas otras que tituladas, si no recuerdo mal, “como fue”, donde se ve un par de escaladores temerosamente asomados en una modesta cumbre, y “como lo contaron”, donde la misma cumbre se ha vuelto notablemente más airosa, y los escaladores la escalan desafiantes.

 

Sin embargo, las más de las veces, Samivel nos trasporta a un paisaje de paz, de tranquilidad y de equilibrio; da igual que lo que veamos sea una vertiginosa arista de roca, o una imposible cornisa de nieve desafiando la ley de la gravedad. Es igual, el espectador no siente la necesidad de conquista, sino de permanencia, de sentarse y de contemplar.

 ¿Y a que viene todo esto? Pues bien, ayer estuve aprovechando una nevada temprana. En compañía de un amigo cojí mis esquís de fondo y me planté en el Puerto de Navafría.

 

Sobre las tres de la tarde mi compañero decidió regresar al refugio y yo continué solo. El cielo estaba gris, hacía frío y no paraba de nevar. Era lo que mucha gente diría “un día de perros”. Sin embargo yo estaba en el paraíso; la nieve limpia, recién caída, tapando las huellas de los que me habían precedido por la mañana. Los pinos cubiertos de un manto blanco. Y el silencio…

 

… El silencio, que no es tal, cuando por fin se escucha el viento, y el crujir de una rama o la nieve que cae de los árboles.

 

No había nadie en Navalcollado, ni posiblemente en el resto del mundo. Estaba completamente solo, dejándome deslizar por una suave pendiente, sin prisa y sin esfuerzo, lentamente, disfrutando de la soledad.

 

Y en esas estaba yo, cuando me acordé de una acuarela de Samivel. No es, ni de lejos, la más bonita que tiene, pero me acordé de ella. Se llama “El campeón en la intimidad”.

En ella se ve a un esquiador, el supuesto campeón, deslizándose por unas redondeadas lomas de color merengue, usando una poco elegante técnica que usan los principiantes para evitar que el esquí se acelere y  que se llama “la escoba”. El campeón sonríe mientras el humo del tabaco sale de su pipa.

 

En ese momento me sobraban todas las medallas del mundo. Todas las competiciones que quería ganar ya las había ganado. Si acaso, solo me faltaba el tabaco, y ni siquiera eso... Porque la sonrisa del campeón de Samivel ya la tenía en mi cara.

 

Texto: Hermano Mero

Ilustraciones: Samivel

4 comentarios

Hermano Mero -

Gracias Emma!.... Y a ver si nos tomamos un café juntos un dia, que desde que nos han dejado sin cafetería, parece que trabajamos en paises distintos... Y solo hay un par de plantas de distancia!

Emma Morales Ruiz -

Me ha encantado, estoy de acuerdo con Andrómeda, escribes genial. Enhorabuena

Hermano Mero -

Uis, ¡ si la hermana se ha trasmutado en constelación !

Bueno, pos que muchas gracias.

Andrómeda -

Muy bonito, y además, muy bien escrito, la verdad. Se nota que disfrutas mucho en la montaña, y lo que es mejor, que sabes plasmarlo en palabras. Desde luego, creo que tienes el don y la capacidad para transmitir, sin demasiado ornato ni adornos superfluos, todo lo que representa la soledad, la pureza.., la "meditación" de la montaña.

Muy buen comentario!