SIETE PICOS Y EL CAMINO SCHMIDT
Los Siete Picos son visibles desde buena parte de la capital y desde los inicios del montañismo Castellano ha sido una de sus cumbres predilectas, convirtiéndose en “montaña iniciática” de sucesivas generaciones de excursionistas. Tanto la propia travesía de la montaña, como el camino Schmidt, la pradera de Navalusilla, el Collado Ventoso o la Ventana del Diablo son lugares de sobre conocidos por los habituales de estas sierras y sobre los que seguramente se han escrito miles de líneas. Sin embargo, por esa condición de “clásica entre las clásicas” y por nuestra predilección por las montañas situadas entre la cabecera del río Eresma y Guadarrama, en las que nos iniciamos en esto de recorrer montañas, no podemos evitar la tentación de proponeros esta marcha: El camino Schmidt y los Siete Picos, desde el Puerto de Navacerrada.
Iniciamos nuestro camino en el mismo Puerto, por la carreterita que junto a la venta Arias se dirige hacia la explanada del escaparate (pista de esquí de iniciación). En este punto se inicia el Camino Schmidt, señalizado en su comienzo con un cartel, y posteriormente mediante círculos amarillos en los árboles. Nada más comenzar el sendero encontramos una bifurcación; debemos coger el ramal inferior, puesto que el superior no es sino la abandonada pista de esquí de fondo de Navacerrada. Durante todo su recorrido el sendero transita por la parte alta del Pinar de Valsaín, con muy buenas vistas sobre el valle alto del Eresma.
Pocos minutos después del inicio, el sendero cruza la pista de esquí del bosque y el remonte que le da servicio las raras veces que funciona. En claro descenso llegamos a una primera vaguada, donde el camino cambia de dirección, hacia el noroeste.
A partir de aquí iremos atravesando toda la ladera norte de los Siete Picos, con continuas subidas y bajadas. Pasamos por encima de la pradera de Navalusilla y tres cuartos de hora, o una hora (dependiendo de nuestro ritmo) después de haber salido de Navacerrada, llegaremos a una bifurcación de donde salen dos senderos, ambos señalizados con los mencionados puntos amarillos. Por un lado,y siguiendo aproximadamente hacia el norte y a la misma altura que traíamos hasta ahora, la senda de los Cospes que nos llevaría hasta el Puerto de la Fuenfría. Mucha gente confunde esta senda con el verdadero camino Schmidt, que es el ramal que parte más arriba y a la izquierda, en dirección al Collado Ventoso.
Subimos haciendo varios zigzag, para en 15-20 minutos aproximadamente llegar al collado, muy amplio y con un mojón de límite provincial en su centro. En este punto abandonamos el camino Schmidt, que por cierto, debe su nombre al austriaco Eduardo Schmidt, socio nº 13 del club 12 Amigos, quien en 1926 señalizó dicho sendero con la finalidad de unir el Puerto de Navacerrada con el albergue que su club, más conocido posteriormente como RSEA Peñalara, aún posee en el Valle de la Fuenfria.
Desde el collado, tenemos que subir por la ladera que se encuentra al sur (la de Siete Picos), por un sendero no muy claro al principio, pero que poco a poco se va haciendo más evidente. Ojo, no confundir con la senda de los Alevines, que sale desde el mismo collado, llaneando hacia el sureste.
Poco a poco, vamos ganando altura, hasta que el sendero nos deposita en el collado que separa el Segundo Pico del Tercero.
El primer pico, o Pico Majalasna, está separado de los demás, mucho más abajo y al sur del segundo, por lo que no pasamos por el. En caso de querer hacerlo, desde el Collado Ventoso, en lugar de subir diréctamente, tendríamos que coger la senda de los Alevines hasta la pradera de Majalasna., donde se encuentra esta cumbre secundaria, que no es más que una agrupación de bloques de piedra. Desde la pradera, para retomar la ruta principal tendríamos que coger otro sendero que bordeando la pared del segundo pico por su derecha, sube hasta el mismo collado al que hacíamos referencia antes, el situado entre el segundo y tercer pico. Esta variante nos supondrá aproximadamente una hora más de camino.
Desde aquí hay que seguir el claro sendero que a veces por la parte más alta del cordal, a veces un poco más abajo, por la cara norte y en alguna ocasión pasando a la cara sur, recorre toda la montaña. La ascensión a cada una de las puntas es optativa, habiendo algunas que ofrecen cierta dificultad.
En cualquier caso, el segundo pico es asequible y bastante recomendable, por las vistas que tiene sobre el valle de la Fuenfría. El tercer pico, también conocido como la Ventana del Diablo, por tratarse de varios bloques de roca apilados a modo de enorme dintel, es más difícil de ascender.
Las vistas son espectaculares durante todo el camino; permitiendo ver la mole de Peñalara al noreste, el valle del Eresma y Segovia al norte, El Montón de Trigo al noroeste, y el Recuento de Siete Picos y la llanura Madrileña en los momentos que el sendero se asoma a la cara sur.
El sexto pico es muy sencillo de subir (el sendero prácticamente pasa por su cumbre), pero realmente no nos aportará nada en cuanto a vistas, siendo superado por el último de todos y más alto (2.138 m), el Séptimo Pico. Para ascender a el tenemos que seguir el sendero hasta situarnos justo debajo y al norte del bloque granítico que forma la cumbre principal de la montaña. Una vez allí, y por una especie de grandes escalones de roca, trepamos fácilmente, pero con cuidado a la cumbre, lo suficientemente ancha y cómoda como para que pasemos un tiempo en ella descansando, comiendo o simplemente disfrutando de las vistas. Desde aquí, además de todo lo citado anteriormente podremos contemplar la Maliciosa y las antenas de TV que hay en la cumbre de las Guarramillas, más conocida como “Bola del Mundo”.
Desde el Collado Ventoso habremos tardado unas dos horas, caminando sin prisas, restando solo regresar hasta el puerto de Navacerrada, que se encuentra al Oeste de nuestra posición.
Desde la explanada situada bajo la cumbre solo tenemos que localizar el sendero que con bastante inclinación y entre el pinar, nos depositará en el Collado de Siete Picos. Desde aquí y por camino bastante ancho, recorremos el largo y achatado Alto del Telégrafo, en uno de cuyos bloques cimeros se sitúa una escultura de la Virgen de las Nieves.
De esta forma, llegaremos a la parte superior de la pista de esquí del telégrafo, por cuyo lateral (en caso de que la pista esté abierta para el esquí) bajamos, sin posibilidad de pérdida hasta el punto de inicio de nuestra excursión.
Desde la cumbre de Siete Picos habremos tardado aproximadamente una hora en bajar. En total la excursión nos habrá requerido unas 4 ó 5 horas de caminata.
DIFICULTAD: Sin nieve es una excursión sencilla; senderos bien señalizados y bastante transitados. Con nieve tampoco es que sea muy complicado, pero los crampones se hacen obligatorios por prudencia. Parece mentira, pero uno de los senderos más populares entre los madrileños, el Camino Schmidt, se convierte, precisamente por la enorme afluencia de gente en una auténtica pista de patinaje sobre hielo. Respecto a la zona de cumbres, no reviste ningún paso complicado, pero en caso de que exista hielo (cosa muy común), es mejor ir preparados para evitar cualquier resbalón. En esta época la subida a la cumbre principal suele complicarse, al cubrirse el bloque cimero de una costra de hielo. En ese caso, mejor dejarlo para mejor ocasión y disfrutar del resto de la excursión. Si queremos ascender a todos los Picos, tener en cuenta que algunos tienen bastante dificultad
HORARIO: Dependiendo de cómo nos lo tomemos, podemos plantearnos incluso hacerla en una mañana. Lo normal es tardar unas 4-5 horas, dependiendo de nuestro ritmo y las condiciones del terreno (nieve, hielo…)
DESNIVEL: Aproximadamente 500 m
CARTOGRAFÍA:
“Guadarrama” Editorial Alpina. 2004. Escala 1:25.000
“Sierra de Guadarrama”. Ed. La tienda Verde.2004. Escala 1:50.000
CROQUIS: Gracias a Google Earth
TEXTO Y FOTOS: Hermano Mero
1 comentario
Hmero -
A mi juicio el camino, uno de los más tradicionales de nuestra sierra ha perdido gran parte de su encanto en un derroche de presupuesto propio del que paga con dinero ajeno.
Es cierto que el sendero necesitaba mejoras, sobre todo en algunos puntos donde la proliferación de atajos y la indefinición del propio camino habían degradado las zonas adyacentes... Pero de ahí, a los trabajos realizados media un abismo.