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HERMANO MERO & HERMANA CABRA

LECCIONES PARA UN TIRADOR NOVATO

LECCIONES PARA UN TIRADOR NOVATO

  • 1ª. Para evitar los errores: Concentración.

 

  • 2ª. No es un tópico: La mejor defensa es un buen ataque. Si atacas primero llevas ventaja.

 

  • 3ª. Si eres inferior a tu rival Quizás la solución sea ser más agresivo que el. Si logras amedrentarlo puede que su defensa se derrumbe.... O puede que no.

 

  • 4ª. No le cedas la iniciativa a tu contrincante. Posiblemente no la puedas recuperar. Si tú no aprovechas la ventaja, la aprovechará él, y seguramente ya no haya vuelta atrás.

 

... Y todo esto, solo si no quieres que te acuchillen, claro, porque lo primero que hay que decidir es si quieres ser acuchillado y por quien.

MARÍA PACHECO: LA BRAVA HEMBRA

MARÍA PACHECO: LA BRAVA HEMBRA

Hacia finales de abril,

un jinete se aproxima

a la ciudad de Toledo

que no sabe de Padilla.

 

"Vengo a ver a mi señora

por traerle una misiva.

¡Señora de mi señor,

nunca a mejor serviría!"

 

"Mensajero, mensajero,

danos acá la misiva,

que lo escrito no leyera

aquella a quien se destina."

 

El mensaje retenido

le llega a doña María,

el nombre de Villalar

pronto le salta a la vista.

 

La dama se queda al punto

como la cera más fría.

Dio a su dolor rienda suelta

a solas doña María.

 

Una noche pasó entera

para medir su desdicha,

y aquella noche al esposo

su respuesta dejó escrita.

 

Al salir de su aposento

sus sufrimientos domina,

lleva el cabello trenzado,

negro luto la atavía.

 

"Toledanos, toledanos,

que en el reino no se diga,

que al perder a sus mejores

Toledo quedó vencida".

 

Hasta seis meses prolonga

Toledo su rebeldia,

y al cabo de los seis meses

se rinde doña María.

 

Hasta seis meses prolonga

Toledo su rebeldía,

más si Toledo se rinde,

Toledo no está vencida.

  (Luis Lopez Alvarez)

Como si se tratase de un dios Jano en femenino, no puedo evitar tener la sensación que al hablar (como ya hice) de la Reina Juana y de María Pacheco, hablo de una misma mujer con dos caras, como si la una y la otra fueran el reverso de una misma persona.

Ambas compartieron, no solo una misma época y vivieron como protagonistas los mismos hechos históricos y trágicos, sino que ambas tuvieron que enfrentarse a la desgracia. Sin embargo, ¡de que forma tan diferente!; el abandono y la apatía -el dejarse morir en vida- de Doña Juana, a la que, por dignidad, me niego a llamar "la loca", frente a la furia y la indomabilidad de "la brava hembra", como era conocida María Pacheco... Y sin embargo, me temo, el mismo dolor y la misma tristeza.

No voy a ponerme a contar la Guerra de las Comunidades, el levantamiento de las ciuedades castellanas contra el nuevo monarca borgoñon, el emperador Carlos, ni sus infinitos matices, luchas de poder o intereses cruzados. Eso es algo que tengo pendiente desde hace tiempo, y que hoy tampoco haré. Solo quiero recordar a Doña María. Ni siquiera quiero juzgar u opinar sobre su causa, solo sobre su determinación, que para mi entra dentro de la categoría del mito, pasando a ocupar, dentro de mi particular y herético altar de dioses y heroes un papel de honor, en el que el porque deja de tener importancia a favor del como.

Quizás la causa de Doña María era la del feudalismo frente a la modernidad del renacimiento, la del provincianismo frente al europeismo, la de los privilegios de los fueros frente al derecho de la monarquía universal... Quien sabe, quizá su lucha era la de la desesperanza y la superviviecia sin alternativas.

Eso es lo de menos, porque casi quinientos años después todo se diluye, incluída la verdad, para que solo se conserve la esencia del símbolo, el no rendirse, el continuar hasta el final sean cuales sean las consecuencias.

Porque lo facil, ante "la misiva retenida" del poema de Luis Lopez Alvarez, habría sido la rendición, el olvidar al marido decapitado por los vencedores y el hincar la rodilla ante el nuevo amo del mundo... Pero no, la ultima comunera no hizo lo facil, es posible que ni siquiera hiciera lo que debía hacer, ni lo correcto, ni aún lo sensato... Pero decidió hacer lo admirable:

El 23 de Abril de 1521 los Comuneros Castellanos son derrotados en Villalar por el ejercito imperial de Carlos V, sus cabecillas, entre los que se encuentra el marido de María Pacheco, Juan de Padilla son ejecutados, y acaba cualquier esperanza de victoria para los rebeldes.

Sin embargo, Doña María decide no rendirse, y tras conocer la noticia de la muerte de su marido se pone a la cabeza de los habitantes de Toledo y junto a los últimos rebeldes se prepara para el asedio desde el alcazar.

Seis meses resistirá Toledo los ataques y los bombardeos imperiales, tiempo en el que Doña María se niega a escuchar a sus capitanes, que la aconsejan la rendición ante el soberano más poderoso de Europa. Sin embargo, el 25 de Octubre de 1521, finalmente, se firma un armisticio por el que los comuneros entregan el alcazar y se someten a la autoridad imperial, a cambio de conservar sus armas y su control sobre la ciudad.

Ese es el final de la rebelion que se había iniciado en el mismo Toledo un año y medio antes.... O eso habría querido el joven emperador, porque poco tiempo después María Pacheco lidera un nuevo levantamiento en el que, junto a sus seguidores, toma el alcazar liberando a los comuneros allí retenidos.

El levantamiento es sofocado rápidamente y Doña María condenada a muerte, por lo que debe huir en secreto, refugiandose en Portugal, donde vivirá el resto de sus días, hasta su muerte en Oporto a la edad de 35 años.

Allí, en la catedral, siguen sus restos, pues Carlos V nunca perdonó la humillación  que suponía que esta mujer no se sometiera a su poder, "mas absoluto y real que antes de que estallara la rebelión de que sufren las ciudades castellanas". Jamás permitió que su cadaver fuera trasladado a Villalar, para que reposara junto al de su marido, como era su deseo.

En fin, comencé estas lineas hablando de los símbolos y de la poca importancia que tiene en ocasiones el porqué, y precisamente por eso espero, la próxima vez que visite Oporto, encontrar el sepulcro de María Pacheco y Mendoza para, a modo de mensajero, ir a ver a mi señora  para traerla una misiva:

Cuanto más vieja es la yesca

y más duro el pedernal.

Si los pinares ardieron

aún nos queda el encinar.

 

LOS ALPINISTAS (de Walt Disney)

LOS ALPINISTAS (de Walt Disney)

Pues resulta que navegando por ahí me he encontrado con esta joya de Walt Disney, que me ha hecho pasar un estupendo rato, así que aqui la tenéis.

Se trata de una película de 1936 protagonizada por el ratón Mickey, el pato Donald y Pluto... Uf... Cuanto tiempo que no sabía nada de estos amigos.

En fin, especialmente recomendada para aquellos que suben montañas con alma de niño.... O simplemente para todos los niños.

Que la disfruteis.

 

 

Bajo la atenta mirada de las Chovas

Bajo la atenta mirada de las Chovas

El cansancio empieza a notarse, y junto a la inclinación, cada vez mayor, hacen que mi ritmo, no demasiado garboso ya de natural, se haga aún más lento y cansino.

Las prisas por encontrar aparcamiento, el atasco a las 8 de la mañana en plena carretera de montaña, la muchedumbre ansiosa de nieve y emociones fuertes han quedado atrás, como si no existieran.

La masificación y el "completo" en el aparcamiento de Cotos nos ha obligado a comenzar a caminar más abajo de lo normal, y sabemos que esos 200 metros de desnivel extras nos pasarán factura, pero bueno, así “dignificamos” la montaña -decimos medio en broma, medio en serio-. Además esto nos ha permitido volver a visitar un maravilloso rincón, el pequeño circo glaciar con nombre propio, en cuyo fondo se asienta un tremedal de dudosa legalidad, rodeado y guardado por una legión de pinos que se yerguen sobre el abrazo de las antiguas morrenas.

Un paso detrás de otro - Que calor, por dios, y eso que estamos a comienzos de febrero – pie derecho, piolet, pié izquiero, bastón, pié derecho, piolet… y así una y otra vez, acompañando al ritmo mecánico, que me ayuda a abstraerme del esfuerzo, de los gemelos cargados y de la altura que se abre a mis pies, cada vez más respetable.

Parada para hacer un giro en la pendiente; menos mal que Jose Manuel va en cabeza y abriendo huella. No sabe como se lo agradezco. Saco la Dragonera de la muñeca, cambio el piolet de mano, y continuamos con el mantra, la misma retahila con alguna leve variación; pié izquierdo, piolet, pié derecho, bastón…

Las gotas de sudor se escurren por debajo del casco hacia la barba, joder, como se hace de rogar la puñetera canal… Y pensar que Jose solo sacó los hierros en esta última parte.

Debajo de la nieve hay una capa de hielo viejo, pero realmente el paso es seguro, gracias al calor de la pasada semana, que ha hecho transformar la nieve de la última nevada.

Pero bueno, ya nos conocemos, y yo prefiero ir armado de más, que echar en falta la herramienta cuando es demasiado tarde. Creo que también me sirve de apoyo psicológico, me hace sentir más seguro ante algún imprevisto. Cuestión de coco. En cambio, Jose, “amigo mío”, ha subido con la simple ayuda de los bastones hasta hace pocos minutos.

“Un poquito de escalada mixta, Fernando” –Bromea Jose– Miro hacia arriba y veo que se trata de varios bloques de roca, en realidad cuatro pedruscos tumbados, en la salida del corredor, pero conociéndome ya veremos si no me dan guerra. Me olvido de ellos y sigo para arriba, concentrado tan solo en el siguiente movimiento. Ya veremos cuando llegue el momento.

Casi está hecho, se que terminada la canal no hay ninguna otra dificultad, así que hago un último esfuerzo. La pendiente se acentúa en este tramo y cambio la posición del piolet, clavando la hoja como si se tratara de un puñal. El bastón ahora no sirve de gran ayuda y lo llevo colgando de la otra muñeca, mientras me ayudo a equilibrarme con la mano.

Ya estoy en las rocas. Realmente ninguna dificultad, pero por si acaso me agarro con fuerza a los salientes de la pared de la izquierda mientras busco la mejor forma de apoyar la punta de los crampones en los bloques de gneis. Debo parecer un pato borracho haciendo equilibrios de puntillas, pienso…

Y por fin, se acabó. Una suave pendiente de nieve y Jose esperándome, sonriendo, sentado sobre una roca que sobresale solitaria sobre el manto blanco. La verdad es que  he disfrutado y he pasado la tensión justa, sin pasarse. Y es que cada vez tengo más claro que esto tiene un puntito de sadomasoquismo.

Unos frutos secos, un trago de agua y para la cumbre.

Jose tira por la derecha, buscando asomarse a los cortados que dan vista a la Hoya de Pepe Hernando. En cambio yo prefiero buscar el camino más cómodo, por la homogénea pendiente de nieve de la izquierda.

Poco a poco me voy alzando sobre la loma. Cada vez veo más cerca la riada de gente que sube por la ruta normal hacia la cumbre, pero de momento sigo solo.

Me paro a observar la cornisa de nieve que ha formado el viento, como si fuese una ola congelada sobre el recuenco glaciar, y de repente escucho un aletear de alas. Dos cuervos, negros, de gran tamaño se persiguen mutuamente en algún tipo de ritual. Hacen verdaderas acrobacias en el aire; giran sobre si mismos mientras graznan y de repente se lanzan en picado, el uno tras el otro, con un silbido que rompe el aire como si fuera una cuchilla. Repiten su danza dos o tres veces y se marchan, devolviéndome al silencio.

Me emociono. He estado en la cumbre de Peñalara cientos de veces, antes de esta, pero aún así, no puedo evitarlo y un nudo me cierra la boca del estómago. Ahí está Lug dándome la bienvenida, gritando en cada graznido su enhorabuena, no por la proeza que no es tal, sino porque una vez más, estoy ahí, como un campeón en su intimidad, un campeón en su insignificancia y en su relación personal, intransferible e indescriptible con el viento y con el sol, con la roca y con la nieve.

Doy los últimos pasos hasta situarme en el punto más alto. De repente me encuentro rodeado de gente. Risas juveniles, recios montañeros, alpinistas de salón con chaqueta de a cuatrocientos napos, domingueros despistados, novias cansadas, engañadas y cabreadas, excursionistas ilusionados por su primera cumbre, adolescentes de algún colegio o grupo Scout...

… Y todos nosotros, absolutamente todos -solo falta ser consciente de ello-, bajo la mirada, la atenta mirada, de las chovas.

Esta noche, cuando llegue a casa volveré a hojear a Samivel.

OCHO DÍAS EN EL PAÍS DEL PIRINEO. LA VUELTA A ANDORRA.

Andorra es mucho más que la Sodoma y Gomorra del consumismo sin freno, es, como dice su publicidad institucional, “el país del Pirineo”…. Y para comprobarlo tan solo debemos levantar la vista por encima de los centros comerciales y observar ese horizonte vertical, de montañas que parece que quisieran arrojarse sobre la ciudad y sepultarla. O mejor aún, debemos subir a esas mismas montañas, y desde allí, desde la lejanía, observar el bullicio y comprender lo parcial de esa fachada de cartón piedra en la que muchos se quedan cuando visitan Andorra.

Este pequeño país, de menos de 500 km cuadrados de extensión, guarda en su interior gran parte de la diversidad de la cordillera, abarcando, en sus alturas meridionales los paisajes amables del Pirineo Mediterraneo, y al norte y oeste los agrestes relieves del Pirineo central.

 Además, cuenta con unos senderos estupendamente señalizados y con una envidiable red de refugios, en su mayoría sin guardar, pero en perfecto estado, limpios, y dotados de lo básico para la pernocta; literas metálicas, chimenea, leña, bancos y mesas, botiquín, etc…

Aprovechando esos refugios, y la red de senderos de la que hablamos antes, es posible hacer la vuelta a Andorra, una travesía de montaña casi circular, y que tal como la planteamos aquí toma como base el GRP (Gran Recorrido país), señalizado con marcas rojas y amarillas. Sobre este recorrido hemos decidido introducir diversos cambios, a veces premeditados, a veces impuestos por la meteorología, o bien decididos sobre la marcha, con la excusa de conocer lugares que el recorrido oficial deja de lado.

Hay que señalar que el recorrido de este GR se está modificando en la actualidad, por lo que la señalización sobre el terreno no coincide con la que se encuentra actualmente en la cartografía, e incluso con la información “oficial” de Andorra.

  

Llanos de Siscaro entre las nubes

Respecto a la ruta que aquí se describe, decir que la principal diferencia respecto al GRP es que se elimina la primera etapa, es decir, en lugar de salir de la población de Juberri para dormir en el refugio de Perafita, y al día siguiente continuar hasta el refugio de L`Illa, se ha optado por salir directamente de Escaldes (lo que facilita la organización en caso de depender del transporte público), para, en el mismo día y siguiendo el valle de Madriu, llegar hasta L`Illa. De esta forma conocemos uno de los más bonitos valles andorranos, pero al precio de no visitar el circo de Perafita.

Otro cambio ha sido el de dividir por la mitad las dos etapas más duras del recorrido, por lo que la vuelta se completa en 8 días, que pueden reducirse a 6, a costa de una mayor dureza de la travesía.

En cuanto a la logística, decir que se ha optado por minimizar las pernoctas en refugios libres, a favor de refugios guardados y hoteles/hostales, con la finalidad de reducir al máximo el peso y la comida con la que tener que cargar. ¿La razón?... Quizás la edad, quizás el aburguesamiento. En cualquier caso, es una opción personal. Tal como hemos dicho antes, los refugios libres están en perfectas condiciones de uso, por lo que cada uno puede organizar la vuelta como le plazca.

Conviene saber de todas formas que, podemos avituallarnos en las Bordas de Envalira (al final de la segunda etapa), en el refugio Juclar (final de la tercera etapa), el Serrat o Llors (final de la quinta etapa), con preferencia del primero, pues en verano es más facil encontrar comercios abiertos, y en el refugio de Comapedrosa (sexta etapa).

Cuando hablamos de avituallarse en refugios guardados, nos referimos a que podemos contratar media pensión y un picnic para el día siguiente, aunque el precio de dicho picnic suele ser elevado.

La dificultad de la ruta en su conjunto no es elevada, pero tampoco hay que menospreciarla, sobre todo por la alta cota por la que trascurre y por su duración, lo que nos obligará a pasar una buena temporada en la montaña y a estar expuestos al mal tiempo. Además hay algún paso concreto, que sin ser difícil nos obligará a ser precavidos.

Estas indicaciones son para condiciones estivales, sin hielo ni nieve, cuya presencia aumentarían sustancialmente la dificultad y dureza de la ruta.

Y por último, una sugerencia antes de comenzar con la descripción detallada de cada etapa: Al finalizar la travesía no debemos desdeñar una visita a las instalaciones termales de Caldea. En mi opinión, la mejor forma de terminar la travesía y de reconciliarnos con la civilización.

 

JORNADA 1ª: ESCALDES – REFUGIO DE L`ILLA

Horario: De 4 horas y media a 5 horas.

Desnivel: Alrededor de 1450 m de subida continua.

Dificultad: Facil; Caminos y senderos bien trazados y señalizados.

 

Para salir de Escaldes tendremos que buscar el hotel Panorama, situado en la parte alta de la población, y desde allí tomar la carretera de L`Obac, en dirección este. Pasamos una gasolinera, y pocos metros después abandonamos la carretera por un ancho camino a mano derecha, en el que encontramos las marcas rojas y blancas del GR-7.

El camino, cubierto de avellanos asciende con fuerte pendiente hasta encontrar la carretera del Estany de Engolasters. Seguimos unos metros la carretera y la abandonamos por un camino que se introduce en el valle de Madriu, siguiendo el margen orográfico izquierdo del río (derecha según el sentido de la marcha).

Exuberante vegetación junto al camino.

Al poco rato, justo en el punto más encajonado del valle, cruzamos el río por un puente y continuamos ascendiendo a su lado, hasta llegar a las bordas de Entremasaigües. En este punto un ramal del camino cruza el río y se introduce en el valle del Riu de Perafita, desde donde llegaríamos al refugio de igual nombre. Sin embargo nosotros continuamos en la misma dirección que traíamos, remontando el valle de Madriu.

Poco después de sobrepasar otra borda, un camino se nos  unirá por la izquierda, es el GR-11, que viene del pantano de Engolasters.

 

Valle de Madriu

Continuamos, entre pinares y prados, hasta llegar al primero de los refugios libres que vamos a encontrar en la travesía; el de Fontverd, aproximadamente a una hora y media / dos horas desde el comienzo de la marcha.

Seguimos ascendiendo por el valle hasta llegar al Pla de l`Ingla, donde el valle pierde inclinación y se abre, en un paisaje ocupado por pinares y bucólicos prados. Poco después de sobrepasar este rellano llegamos a un nuevo refugio, Riu dels Orris, a unas tres horas y media del comienzo, siendo una buena opción si queremos acortar la etapa de hoy y alargar la del día siguiente.

Pla de L`Ingla

Si decidimos continuar, tendremos que continuar por nuestro camino, que pronto abandona el curso del río y cambia de dirección hacía el norte – noreste, a la vez que comienza a ganar altura para superar un primer repecho y dejar atrás el bosque.

A partir de aquí cambia el paisaje, el horizonte se abre y entramos en una zona de alta montaña, cubierta de prados encharcados y lagos.

Alta montaña en el valle de Madriu

Sobrepasamos dos lagos de mayor tamaño, el Estany de la Bova, que dejamos a nuestra derecha, y el Estany Rodo, que bordeamos por el sur. A los pocos minutos llegamos al alargado refugio de L`Illa, justo debajo del muro de contención del Estany de igual nombre.

El refugio, donde damos por finalizada la jornada desde luego no es el más bonito de los que veremos, pero está limpio, dispone de fuente y es enorme, a pesar de lo cual, en fin de semana puede encontrarse lleno de gente.

 

JORNADA 2ª: REFUGIO DE L`ILLA – BORDAS D`ENVALIRA

Horario: Unas 6 horas a paso tranquilo.

Desnivel: Menos de 500 m de subida acumulada y unos 900 de bajada.

Dificultad: Facil. Senderos bien marcados. La única dificultad se encuentra en la bajada al Estany del Cap de Pessons, que transcurre por una canal muy inclinada, aunque con sendero marcado por el paso de la gente.

 

Desde el refugio subimos hasta la presa del Estany de L`Illa, que comenzamos a bordear por el este, hasta llegar a un pequeño collado. Desde el collado, ganamos varios metros y continuamos el flanqueo del lago, hasta situarnos en su orilla norte, para después pasar por otro pequeño estany, que en verano puede estar seco, Desde aquí el sendero va cobrando altura, cada vez con más pendiente.

Dejando atrás el estany de L`Illa

Por suerte, la cuesta no dura mucho y pronto nos situamos a la altura de la Portella dels Pessons. El sendero gira a la izquierda sin llegar a alcanzarla y la sobrepasa en altura, subiendo, ahora de forma más sosegada, por las laderas del pico de Pessons, o del Gargantillar (2.862 m).

Hay que aclarar que, en función de la cartografía y bibliografía que usemos, vamos a encontrar dos picos de Pessons; uno, este del que estamos hablando, que cierra el circo del mismo nombre por el sur, y otro, de menor altura, aunque de perfil más agreste, que cierra el circo por el noroeste.

Al margen de esta cuestión de toponímia, nuestro sendero pasa muy cerca de la cumbre de esta montaña, apenas una decena de metros, por lo que acercarnos hasta ella no supone ningún esfuerzo y las vistas, de toda la cuenca lacustre nos recompensará con creces.

Desde la cumbre, el "otro" pico de Pessons, y los lagos de igual nombre

También podremos admirar, al norte, todo el cordal que vamos a recorrer en los próximos días, la zona de Juclar y de Cabana sorda, al norte, mientras que al sur veremos el cordal fronterizo, que nos separa de España y del valle de la Cerdaña, destacando la Tossa plana de Lles. Unicamente desmerecen las vistas la zona del puerto de Envalira, y de la estación de esquí de Grau Roig.

L`Illa y montañas fronterizas con la Cerdaña

Inmediatamente después de la cumbre, y recuperado el sendero, pasamos por una portilla, vertiginosa por su ladera norte, a partir de la cual la loma se estrecha, aunque en ningún momento llega a plantear dificultades. Pasamos por una nueva cumbre, muy ancha y llana, a 2.838 m, autentico nudo de cordales, para girar al norte y comenzar a bajar en dirección a la Collada de Pessons.

Desde la cumbre de Pessons, el tramo de cordal que nos queda por recorrer, y a la derecha, canal de bajada a los lagos

Hay que estar atentos a las marcas del GR, porque no hay que llegar hasta el collado, al contrario, a los pocos minutos de comenzar a bajar, tendremos que abandonar el cordal a la altura de una portilla poco marcada, comenzando a bajar por una canal muy inclinada, que por suerte está recorrida por un sendero.

Pico de Pessons durante la bajada

Trazamos numerosos zig-zag, que hacen más llevadero el descenso, hasta que por fin el terreno pierde inclinación, cerca del Estany del Cap dels Pessons.

Una paradita junto al lago Cap de Pessons

A partir de aquí la bajada es una sucesión de lagos, que invitan a tomarse la marcha con tranquilidad y disfrutar de los paisajes, aprovechando que la etapa no es demasiado larga.

De forma sucesiva pasamos por los Estanys del Cap, de les Fonts, del Meligar, Rodó y Forcat.

Estany de Les Fonts

Estany Meligar

Otra vez el Meligar

Estany Rodo

Desde el estany Forcat giramos a la derecha y perdemos unos cincuenta metros de altura con fuerte pendiente, para situarnos en el plano del ultimo de los lagos que vamos a visitar; el Estany Primer.

Estany Primer

Rodeamos el Estany por su orilla derecha, superando su desagüe y llegando finalmente a un bar-restaurante que invita al descanso. Las vistas desde su terraza hacia el lago y el pico Montmalus son soberbias.

Sufriendo los rigores de la montaña

Reanudamos la marcha por una pista de tierra que desde el mismo restaurante pierde altura en dirección al fondo del valle, pero a los pocos minutos la abandonamos por otra pista que, a la izquierda, gana unas decenas de metros. Seguimos por esta pista, siguiendo las marcas del GRP en dirección norte, hasta una marcada curva, donde abandonamos la pista para continuar por sendero. Estamos rodeando las lomas herbosas que cubren toda la cara norte de los Picos del Cubil.

Un poco más adelante nos encontramos con unas pistas de esquí, siguiéndolas ladera abajo hasta volver a encontrar la pista forestal. Las marcas del GRP nos ayudan a atajar las curvas de la pista, bajando por una vaguada hasta cruzar el río de les Solanelles del Cubil, más o menos a la altura de unas instalaciones de la estación. Un poco más al noroeste, muy cerca de las pistas, podemos ver el refugio de les Pedres.

Continuamos siguiendo las marcas de GR, que definitivamente abandonan la pista de tierra y se introducen en un espeso y húmedo bosque, para, tras una fuerte bajada, alcanzar el río Valira D`Orient.

Cruzamos el río por un puente y subimos unas decenas de metros por pista, hasta alcanzar la carretera. Nos encontramos en las bordas D`Envalira, donde existe una tienda donde comprar alimentos, una gasolinera y varios establecimientos hoteleros (muchos cerrados en verano, por lo que conviene informarse con antelación).

 

JORNADA 3ª: BORDAS D`ENVALIRA - REFUGIO DE JUCLAR

Horario: Unas 5 horas.

Desnivel: Alrededor de 750 m de subida acumulada y algo más de 450 m de bajada .

Dificultad: Facil hasta el refugio de Siscaró. Desde allí, el terreno se vuelve abrupto y poco pisado, con algún paso fácil, aunque expuesto ,por lo que se encuentra asegurado con un cable.

 

Comenzamos la etapa de hoy en las bordas d`Envalira, retrocediendo por la carretera hasta el punto en el que fuimos a dar con ella en la etapa anterior.

Subimos varios metros más, siguiendo dicha carretera, hasta sobrepasar la última de las edificaciones de las bordas y cruzar el cauce del Río Massau.

Nada más cruzar el río, a mano izquierda, un cartel y las señales del GRP indican el sendero que debemos tomar, ladera arriba y con fuerte inclinación.

Ganamos altura rápidamente, alejándonos del cauce del río, por zona de prados y pinos dispersos. Posteriormente la cuesta pierde inclinación, a la vez que el bosque se vuelve más espeso y volvemos a acercarnos al cauce del río, que gira hacia la derecha.

Llegado un momento, caminaremos justo al lado del río, ahora ya un simple riachuelo, hasta que lo cruzamos y continuamos ascendiendo, finalizado el pinar, por campas herbosas, siguiendo siempre las marcas de GRP.

Finalmente llegamos al fondo de un circo con las laderas cubiertas de hierba y ascendemos por su fondo, dejando a nuestra derecha un corral de piedras, para finalmente alcanzar el cordal, que debemos seguir hacia la izquierda (oeste) hasta alcanzar su máxima cota (2589 m).

El valle Valira D`Orient, y el circo herboso que acabamos de dejar atrás.

En este punto el sendero gira hacia el norte y descendemos hasta el Port Dret, a cuya derecha podemos observar el desolado valle del Riu de Sant Josep.

Valle del Riu de Sant Josep, desde el Port Dret

Continuamos al norte, realizando un flanquéo a media ladera  que nos lleva hasta el Pas de les Vaques, un pequeño colladito desde el que por fin podemos ver los Estanys de Siscaró, nuestro próximo objetivo.

Estanys de Siscaró desde el Pas de les Vaques

El descenso no es muy inclinado, y se ve facilitado por el sendero, bien trazado y que finalmente nos deposita en el rellano donde se sitúan los lagos (el de la izquierda puede estar seco en verano).

Pas de les Vaques desde el mayor de los estanys de Siscaró.

Podemos continuar la bajada directamente siguiendo el desagüe del estany de la derecha, pero el camino es más inclinado e incómodo, por lo que es mejor rodear el pequeño cerro que separa ambos lagos, siguiendo las señales de GRP y HRP (alta ruta pirenaica, que se nos ha unido poco antes) y comenzar el descenso por una vaguadita, suavemente al principio, y después, tras girar a la derecha, con más inclinación, hacia un segundo rellano, donde se sitúa el refugio de Siscaró.

Llano de Siscaró

El rellano está ocupado por prados encharcados, que bordeamos por la izquierda, sin necesidad de acercarnos al refugio (salvo que lo deseemos). Al terminar el rellano nos encontramos con un importante cruce de caminos.

Aquí tenemos dos opciones; el antiguo trazado del GRP, continuaba recto, por un sendero que, perdiendo más de 250 m de desnivel, bajaba hasta el Valle de Incles, para después volver a remontar hasta el refugio de Cabana Sorda. Desde el fondo del valle también podríamos subir al refugio de Juclar por su camino de acceso normal, tras subir más de 400 m de desnivel positivos.

Sin embargo, en la actualidad, las señales del GRP giran a la derecha, cruzando un puente para posteriormente ganar altura por la ladera contraria, hasta situarse sobre un hombro que nos da acceso a la cara norte de la Tossa de Juclar.

De repente el terreno placido por el que hemos estado caminando todo el día cambia radicalmente, y las paredes vertiginosas y el granito toman el relevo a los esquistos y los prados de altura.

Comenzando el flanquéo de la cara norte de la Tossa de Juclar.

A nuestros pies el Riu de Juclar se encañona y el sendero, apenas transitado pero perfectamente marcado, se ve obligado a aprovechar una serie de terrazas para atravesar las paredes por su punto más débil.

Realizamos una bajada fácil, pero por terreno húmedo y resbaladizo, perdiendo altura por encima de las paredes que caen a plomo sobre el barranco. Este tramo está equipado con un cable metálico para dar seguridad. Aún así conviene concentrarnos y ser precavidos.

Pasado este tramo, cruzamos una incómoda pedrera de grandes bloques y comenzamos a bajar hacía el camino normal de acceso de los lagos de Juclar, que se ve a nuestros piés.

Una vez nos hayamos unido al ancho camino que asciende por el fondo del barranco, tan solo nos quedará seguirlo, pasando por un par de rellanos, antes de llegar a la presa que cierra el Estany primer de Juclar.

Estany primer de Juclar

Una vez en la presa, giramos a mano derecha para, en un par de metros más, encontrar el refugio.

Este camino que hemos descrito puede no ser aconsejable en caso de lluvia, mal tiempo, o por supuesto, hielo, en tal caso debemos valorar la posibilidad de bajar desde Siscaró hasta el fondo del valle, para desde allí volver a remontar por el camino normal los más de 400 metros de desnivel que nos separan de Juclar. El rodéo nos supondrá un esfuerzo extra de 200 m de desnivel, pero a cambio el camino es más sencillo.

Otra opción es no acercarnos a Juclar y continuar por el viejo trazado del GRP, hasta el siguiente refugio, Cabana Sorda.

En cualquier caso, si decidimos pasar la noche en Juclar, nos encontraremos con un espectacular circo glaciar ocupado por el mayor lago de Andorra y rodeado de agrestes cumbres, muy diferentes a las de etapas anteriores.

Refugio de Juclar

Además el refugio, guardado desde el verano de 2009, tiene unas instalaciones envidiables, nuevas, limpias y hoy por hoy, no es muy frecuentado, lo que hace de el, un lugar estupendo para dar por finalizada la etapa.

 

JORNADA 4ª: REFUGIO DE JUCLAR - REFUGIO COMS DE JAN

Horario: Unas 6 horas y media.

Desnivel: Alrededor de 700  m acumulados, tanto de subidas como de bajadas.

Dificultad: Facil. Si optamos por cruzar la Collada del Clot Sord, encontraremos senderos poco transitados y sin marcar, lo que nos obligará a prestar atención al terreno y a ser cuidados en la navegación, sobre todo en caso de niebla.

 

Al igual que en la etapa anterior, aquí nos encontramos con un tramo de sendero recientemente señalizado como GRP, por lo que no nos hará falta descender hasta el valle de Incles para retomar nuestro camino, aunque es otra opción a tener en cuenta si nos apetece conocer el barranco que forma el río Juclar.

Si decidimos seguir el “nuevo” sendero, tendremos que retroceder por el camino que recorrimos el día anterior, hasta el primero de los rellanos que hay bajo el estany, donde encontraremos unas ruinas.

Barranco de Juclar

En ese punto, debemos abandonar el amplio camino y seguir las marcas del GRP y del HRP, que giran hacia la derecha (noroeste), para subir hasta un colladito, previo paso de una pequeña pedrera. Bajamos la vertiente opuesta del collado hasta una vaguada o circo de reducidas dimensiones ocupado por altas hierbas.

Atravesando una vaguadita tras otra, a gran altura sobre el valle de Incles

Volvemos a subir un nuevo collado y encaramos una otra bajada, mientras disfrutamos de las vistas del llano de Siscaró, al sur y al otro lado del valle. Estamos atravesando toda la ladera sur del Alt del Juclar, paralelos al camino que recorre la garganta, pero a gran altura. 

Llano de Siscaró, al otro lado del valle

Finalmente, nos alzamos sobre un hombro que nos permite cambiar a la vertiente noroeste de la montaña, tras lo cual afrontamos un empinado descenso por buen sendero que nos deposita en los bucólicos prados del río Manegor.

En este punto, a la altura de un puentecito de madera que nos ayuda a salvar las aguas del río, nos unimos al antiguo trazado del GRP.

Tras cruzar el puente, el camino gira radicalmente y toma dirección suroeste. Atención a no tomar alguno de los otros senderos que parten de este mismo punto, principalmente uno que con la misma dirección que el nuestro va más abajo.

Poco a poco ganamos altura mientras bordeamos la amplia loma en la que nos encontramos, hasta llegar a intuir el profundo circo en el que se encuentra el estany y el refugio de Cabana Sorda.

El camino nos introduce poco a poco en este circo, hasta encontrarnos con el refugio, en buen estado y bien cuidado, pero sin agua en los alrededores (la fuente estaba seca en el momento de realizar esta travesía), a excepción claro está, de la del riachuelo que desagua del lago. Hasta aquí habremos tardado unas tres horas y media desde el inicio.

Refugio de Cabana Sorda

El estany está unos metros por encima del refugio, y para continuar con la ruta debemos llegar hasta el y pasar por encima del muro que lo cierra.

Estany de Cabana Sorda

Nada más pasar dicho muro ascendemos por la ladera que tenemos enfrente, con fuerte pendiente y sorteando los pequeños resaltes rocosos que la jalonan. El sendero toma dirección sur, hasta cruzar una arista herbosa.

Desde aquí, el GRP sube hasta las Pales de les Basses de les Salamandres y continúa posteriormente hasta un pequeño collado situado más al norte, en la cota 2650 m, para luego girar al oeste hasta llegar al Refugio de Coms de Jan.

Sin embargo existe otra opción, a tener en cuenta en caso de fuerte viento, como fue nuestro caso al hacer la travesía, o si encontramos malas condiciones meteorológicas. Este recorrido alternativo tiene la ventaja de cruzar el cordal que nos separa del refugio por un paso bastante más bajo, La Collada del Clot Sord, a 2.458 m, y de visitar varios laguitos que de otra forma no se conocerían. Por otro lado, implica dar un mayor rodeo hasta el refugio y tener que caminar por zonas menos transitadas y con senderos casi perdidos en algunos tramos y sin señalización alguna, por lo que tendremos que aguzar nuestro sentido de la orientación.

Si optamos por esta variante, desde la arista que mencionábamos anteriormente  tendremos que abandonar las marcas del GRP, para bajar por terreno fácil y surcado por varios senderillos en dirección suroeste, hacía dos pequeños laguitos que se ven más abajo, Les Basses de les Salamandres.

Bajando hacia les Basses de les Salamandres

Pasamos junto a los dos lagos, hasta asomarnos a un zócalo herboso, desde el que vemos, aún más abajo y siguiendo la misma dirección que traíamos, un lago de mayores dimensiones que los anteriores, el Estanyó de Querol. Comenzamos a bajar hacia el, aunque no es necesario llegar hasta su orilla, pudiendo aprovechar un sendero que lo bordea por el norte, unos 70 metros por encima, y que nos lleva directamente al  hombro que cierra por el este el pequeño circo colgado por encima del lago, el Clot Sord.

Una mirada atrás: A lo lejos el barranco de Juclar

Desde dicho circo nuestro objetivo es claro; justo en la cabecera del mismo, la Collada del Clot Sord. Para llegar hasta ella, después de un tramo más llano, debemos afrontar una inclinada pero corta pendiente de hierba en la que no existe sendero.

Desde el collado debemos iniciar el largo descenso, en dirección noroeste, buscando siempre el terreno más favorable, y aprovechando los prados inclinados que nos facilitan la bajada. El sendero se pierde fácilmente, pero si tenemos buena visibilidad pronto veremos el refugio a lo lejos, en la cabecera del valle de Ransol, lo que nos facilitará la orientación.

En cualquier caso,  y bajemos por donde bajemos, debemos tomar como referencia un extenso prado, muy llano y que se extiende bajo el circo oeste de les Pales de les Basses de les Salamandres.

El sendero está muy difuminado, pero si, desde el prado, caminamos siguiendo aproximadamente la curva de nivel de 2.200 metros, justo por encima del punto donde la ladera del valle adquiere más inclinación, encontraremos rastros de el , e  iremos poco a poco acercándonos al refugio, situado unos 250 metros por encima del final de la carretera que recorre todo el valle y que llevamos viendo desde hace rato.

Desde las cercanías del refugio: La collada del Clot Sord y los diferentes prados que hemos ido enlazando.

El refugio, donde damos por finalizada la etapa, consta de dos habitaciones, es austero, más pequeño que los que hemos visto con anterioridad, pero está en buenas condiciones y tiene fuente y chimenea.

Desde su puerta podremos disfrutar de unas vistas espectaculares del valle de Ransol, de nuestras conocidas montañas que rodean el circo de Pessons (mucho más lejos y hacia el sur), y de las paredes que cierran por el sur el valle que tendremos que ascender a la mañana siguiente.

Valle de Ransol desde el refugio

 

JORNADA 5ª: REFUGIO DE COMS DE JAN – LLORTS

Horario: Unas 6 horas.

Desnivel: Unos 600 m de subida y 1.300 de bajada.

Dificultad: Facil. Caminos bien marcados y sin dificultad. Hay que cruzar un collado muy alto (2.738 m) . Ojo con la meteorología.

 

Nos ponemos en marcha abandonando el refugio por el Oeste, en ligera bajada al principio y posteriormente ascendiendo por la ladera sur del Bony de la Pleta de Jan.

Refugio de Coms de Jan, al fondo, el valle del Riu dels Meners

Poco a poco nos introducimos en el valle del Riu dels Meners, ascendiendo por sucesivos rellanos de hierba, hasta llegar a un collado previo al Estany de Ransol.

Ascendiendo por el valle, un prado tras otro.

Al fondo del Valle, el Pic de la Serrera

Una mirada atrás.

Las señales del GRP bordean el estany por la derecha (norte), sin embargo, esto obliga a cruzar por una serie de llambrías esquistosas muy inclinadas, que en caso de encontrarse mojadas pueden llegar a ser peligrosas. En este caso, puede ser mejor perder altura hasta la orilla del lago y volver a remontar (apenas unos metros) en dirección oeste, hasta encontrar de nuevo las señales.

Estany de Ransol

En cualquier caso, vayamos por donde vayamos, debemos bordear las paredes que defienden el collado dels Meners por el este y buscar una vaguada que se abre por su lado sur.

Desde esta vaguada el camino gana altura decididamente, hasta un hombro, previo al collado, desde el que podemos ver el Estany dels Meners, justo debajo del Pic de la Serrera.

Estany dels Meners

Pic de la Serrera

Desde el rellano subimos directamente hacia el oeste, encontrándonos con los restos de la antigua mina, posiblemente de hierro, y de la que queda en pié y en un estado aprovechable en caso de mal tiempo, un pequeño refugio, semioculto en la pendiente.

Subimos los últimos metros hasta llegar a la pequeña brecha, a 2.724 m que da acceso al valle de la Serrera. Hasta aquí habremos tardado de dos a dos horas y media desde el inicio.

Vistas hacia el este desde la brecha: El valle que acabamos de remontar, y al fondo el de Ransol

Valle de la Serrera y cumbres occidentales de Andorra desde el Collado

Comenzamos la bajada por un amplio camino magníficamente trazado que salva con varios zig-zag la pendiente, y pronto nos situamos en el fondo del valle, cubierto de prados que debemos recorrer. Las vistas hacia el Pico del Estanyó, al sur, son estupendas.

Pico del Estanyo

El sendero nos lleva a cruzar el cauce del arroyo que recorre todo el valle, poco antes de avistar la cabaña de la Serrera, a la que no debemos llegar, puesto que nuestro camino gira al norte hacia un estrecho paso que nos facilita el acceso al valle de Sorteny, del que el de la Serrera es afluente.

Cruzando el arroyo de la Serrera

El camino pierde el desnivel por un estupendo camino  en zig-zag, hasta llegar al fondo del valle. Cruza el río por un puente y continúa el descenso por la margen derecha, llevándonos hasta el refugio de la borda de Sorteny, de enormes dimensiones.

Valle de Sorteny

Borda de Sorteny

Dejamos atrás el refugio y continuamos valle abajo,  para en pocos minutos alcanzar una pista de tierra que debemos seguir. Poco después de pasar por un jardín botánico con vegetación típica de montaña, la pista traza una curva a la izquierda, la primera de cuatro curvas que permiten salvar el desnivel existente respecto el fondo del valle.

Unos 100 metros después de la última curva un sendero sale a la izquierda de la pista. Tomamos este sendero que por un bosque cada vez más espeso y húmedo nos lleva a cruzar dos puentes, para finalmente, y tras pasar por delante de varias edificaciones, alcanzar la carretera que lleva hasta la estación de esquí de Arcalís.

Tomamos la carretera hacía abajo, y tras trazar una cerrada curva, y caminar menos de 500 metros por el asfalto llegamos a la población de El Serrat, buen lugar para avituallarnos. Hasta aquí habremos tardado de cuatro horas y media a cinco, desde el inicio.

El pueblo termina poco antes de una curva muy cerrada de la carretera. No debemos llegar hasta ella, en su lugar cogemos una calle que, a mano izquierda, nos llevará hasta una ermita, y unos metros más abajo, nuevamente a la carretera.

Cruzamos el asfalto y continuamos por una pista que nos lleva a un puente sobre el Rio de Tristaina, que cruzamos, para inmediatamente coger un camino a mano izquierda, que entre espeso arbolado unas veces y prados y campos de labor otras, nos llevará hasta unas casas; la parte alta de Les Salines.

Bajamos a la parte baja de la población para tomar una pista asfaltada que recorre en paralelo el río Valira del Nord,  hasta que nos encontramos con la carretera a la altura de un bar-restaurante.

Retrocedemos una decena de metros por la carretera y la cruzamos. Al otro lado, junto a un aparcamiento, se encuentra el Pont de las Minas, que salva el río Valira. Cruzamos el puente y seguimos un amplio camino, marcado como “ruta del ferro”, aguas abajo. En unos 500 metros encontramos otro puente, que volvemos a cruzar para, tras varios metros de subida, llegar a la población de Llors.

Llors

Si bien existen varios alojamientos en esta población, conviene informarse con antelación sobre su disponibilidad, porque en verano pueden estar cerrados.

Un final alternativo de la etapa puede ser El Serrat, con lo que la etapa de hoy se reduciría en una hora, que se haría al día siguiente.

 

JORNADA 6ª: LLORTS – REFUGIO PLA DE L`ESTANY

Horario: Unas 7 horas.

Desnivel: Más de 1.200 m de subida y 600 de bajada.

Dificultad: Media. Senderos marcados, salvo la subida a la collada de Montmantell, por pedrera inestable y bastante inclinada, sin trazas de sendero.

 

Desde la iglesia de Llorts, ubicada junto a una fuente subimos por una inclinada calle y salimos del pueblo, remontando por su margen izquierda (derecha según el sentido de nuestra marcha) el rio Angonella, que queda encajonado bastante más abajo de nosotros.

Toda la subida, muy mantenida, es por bosque, hasta llegar a un rellano sobre los 2.000 m, momento en el que los pinos comienzan a clarear.

 

A nuestra espalda, el Pico de L`Estanyo (izquierda), y el Casamanya (derecha)

El camino gira levemente a la derecha para flanquear por ese lado las paredes que cierran el fondo del rellano. Apenas superado este escalón, el valle se abre en un amplio circo glaciar. El refugio de Angonella, hasta el que habremos tardado en llegar de dos horas y media a tres, se sitúa a la derecha del camino.

El grupo expedicionario antes de llegar al refugio de Angonella

Desde el refugio el GRP gira hacia el sur, para alzarse sobre un collado en la cota 2.590, y desde allí alcanzar el Pic del Clot del Cavall, para una vez allí descender y realizar un largo flanquéo hasta el Pla de L`estany.

Sin embargo nosotros preferimos visitar los estanys de Angonella, para lo cual abandonamos las señales del GRP y nos dirigimos directamente hacia el oeste, por el fondo del circo.

Segundo estany de Angonella

Dejamos un primer lago a nuestra izquierda, y los dos superiores a nuestra derecha, hasta situarnos al pié de la cadena fronteriza. Continuamos por el fondo del circo, girando poco a poco en dirección suroeste, buscando ganar altura por el mejor terreno hasta situarnos directamente bajo la Collada de Montmantell.

Tercer estany de Angonella (el superior)

El sendero, cada vez se ha ido haciendo más borroso, hasta desaparecer por completo bajo la collada, por lo que tendremos que subir directamente por la incomoda pedrera, buscando las zonas más estables.

En su parte baja parece más cómoda la zona derecha, sin embargo, debemos tender a cruzar hacia la izquierda, dado que en su parte superior tiene menor inclinación y nos evitará coger demasiada altura, que después deberíamos perder para llegar al punto más bajo del amplio collado.

Parte final de la subida a la Collada de Montmantell

En cualquier caso, y después del esfuerzo alcanzaremos la loma, desde la que tendremos unas vistas espectaculares de la mole del Comapedrosa, justo al suroeste de nuestra posición, y al otro lado del valle. Junto a el, el Pic de Baiau y el Pic de la Roca Entravessada.

Comapedrosa desde la Collada de Montmantell

Lago de Angonella desde la misma collada.

Una vez repuestos del esfuerzo debemos buscar el extremo este del collado, justo antes de que el cordal comience a ascender en dirección al Pic de les Fonts. En este punto restos de sendero nos ayudan a perder altura, internándonos en el circo de Montmantell, formado por una sucesión de rellanos herbosos.

En el segundo rellano debemos tender a continuar la bajada por la derecha, en dirección a una pedrera al otro lado de la cual existe una pequeña cabaña. No hay que llegar a la cabaña, sino perder altura junto a la pedrera, para pasar bajo la misma y encontrar un sendero, cada vez mejor marcado, que nos guiará en un flanqueo descendente hasta un pequeño hombro en el que cambiamos de dirección, hacia la izquierda, alcanzando definitivamente el fondo del valle.

Desde aquí seguimos el riachuelo, que se encajona en cierto punto y salva, por cómodo sendero, el último resalte antes de llegar al fondo del sombrío circo que se yergue sobre el Pla de L`estany.

Aquí encontramos las marcas del GR 11.1, que nos acompañarán en los últimos metros de descenso hasta llegar al refugio del Pla de L`estany, algo por encima del lago colmatado que da nombre al lugar.

Refugio de Pla de L`estany

El refugio, libre, de 6 plazas en literas, está en la línea de los que ya hemos visitado.

 

JORNADA 7ª: REFUGIO PLA DE L`ESTANY – COMAPEDROSA – REFUGIO COMAPEDROSA

Horario: Unas 7 horas.

Desnivel: Algo más de 1.200 m de subida y1.00 m de bajada acumulados.

Dificultad: Fácil-media. La mayor dificultad reside en el desnivel a salvar. Senderos bien marcados. La subida a la cumbre es por una pedrera muy inclinada, pero no demasiado incómoda y con buena traza por el paso de la gente

 

Salimos del refugio bajando hacia el llano que da nombre al mismo, abandonándolo por la derecha del pequeño cerro que lo cierra (por la izquierda viene el sendero “oficial” del GRP, del que nos separamos el día anterior). El sendero se convierte en un ancho camino y comienza a perder altura. El firme no es muy cómodo, debido a su estado, con mucha piedra suelta. Por eso, en algunos tramos las marcas de GRP lo abandonan por la izquierda, aprovechando los senderos existentes. En cualquier caso, sigamos los senderos, o el camino, llegaremos a un prado en cuya parte más baja se ubica la borda de Curuvilla.

Abandonamos el camino, que gira a la derecha, mientras que nosotros seguimos rectos por otro sendero que continúa por la parte baja de la borda. El sendero se convierte, de nuevo en camino y finalmente en pista de tierra, llegando a un depósito de agua, por encima de cual hay un cruce que debemos ignorar. A nuestra derecha, en el fondo del valle, discurre el río d`Areny, o de Arinsal.

Finalmente, sobre los 1.800 m de desnivel nuestra pista topa con la entrada a una finca privada y, evitándola, gira a la derecha, perdiendo altura decididamente. Trazamos dos cerradas curvas, y en la segunda, abandonamos la pista, que se dirige a la estación de esquí de Arinsal, para tomar un camino en dirección contraria y que nos acerca al fondo del valle.

En seguida cruzamos el riu d`Areny por un puente, y minutos mas tarde hacemos lo propio con el riu de Comapedrosa.

A partir de este punto el sendero es una sucesión de curvas y de rampas ascendentes, que nos hacen recuperar toda la altura que hemos perdido, siempre por la orilla orográfica derecha del río (izquierda según el sentido de la marcha), al principio gozando de un denso bosque de abetos, y después, cuando los árboles se hacen más escasos, de los saltos de agua y cascadas del propio río.

Ganando altura, antes de llegar al refugio.

Finalmente nos separamos del curso de agua y llegamos a un rellano, que cruzamos hacia nuestra derecha. Una nueva subida y por fin llegamos a un colladito desde el que vemos, frente a nosotros, el ancho y plano valle de la Coma Pedrosa.

El refugio queda a la izquierda y por encima de nuestras cabezas, sobre la loma que nos separa del Estany de les Truites. Nos acercamos hasta el mismo refugio, para dejar el peso que no necesitemos durante el resto de la jornada. Hasta aquí habremos tardado de 2 horas y media a 3 horas.  Una vez recuperadas las fuerzas reemprendemos nuestra ascensión al techo de Andorra; el Pic de Coma Pedrosa.

Desde el mismo refugio cogemos un sendero que a media ladera evita tener que perder altura hasta el fondo de la Coma. El sendero se acerca hasta el visible cucharón glaciar que cierra la coma.

Valle de Coma Pedrosa, con el refugio visible a la derecha. Al fondo el omnipresente Casamanya

Subimos hasta el fondo del pequeño circo, y descubrimos la continuación de la ruta, que permanecía oculta hasta ahora; el sendero gira a la derecha y gana altura por la ladera, hasta encontrar un pequeño valle colgado.

Seguimos el vallecito, que se vuelve más estrecho y pedregoso, hasta verse convertido en un auténtico caos de bloques, aunque el sendero hace fácil transitar por el. Finalmente llegamos al Estany negre, profundo y que hace honor a su nombre, situado en un salvaje entorno, rodeado de altas cumbres, entre las que destaca el Pico de Baiau, justo al fondo del circo y la mole del Comapedrosa, algo más a la derecha.

Estany Negre, y al fondo el puerto y el pico de Baiau. A la derecha, el comienzo de la pala de subida al Comapedrosa

Hay que decir que, unos metros antes de llegar a ver el estany podemos tomar un desvío, marcado con círculos amarillos, que nos llevará a la cima por su arista sur.

Sin embargo nosotros decidimos seguir bordeando el lago por su orilla izquierda (derecha según el sentido de la marcha), hasta sobrepasarlo. Seguimos ganando altura, siguiendo las marcas rojas y blancas en dirección al puerto de Baiau, al que no hay que llegar.

Cuando el sendero se sitúa bajo las pedreras que bajan de la cumbre del Comapedrosa abandonamos las señales de GR y giramos a la derecha, encarando directamente la ladera del pico.

La subida es inclinada pero cómoda, debido al paso de la gente que ha marcado sendero hasta el colladito que hay inmediatamente debajo de la cumbre. Una vez allí tan solo nos queda girar a la izquierda y salvar la decena de metros que nos separan del punto más alto. Llegar aquí nos habrá llevado unas dos horas y media desde el refugio guardado.

¡Cumbre!

Desde la cumbre percibiremos que nos encontramos en una auténtica frontera natural; la que separa el Pallars y el Pirineo Central, al Oeste, del Pirineo mediterráneo al este.

Desde la cumbre, estany Negre y Pic de Sanfonts. Al fondo el Pallars

Hacia el Noroeste, en el alto cordal que separa España y Francia, destacan la Pica Roja y la Pica d`Estats, y más cerca y al oeste, una cumbre que llama poderosamente la atención, el Pic de vallpeguera.

A lo lejos, la Pica D`Estats, la Pica Roja, Pic d Lavans, etc...

Al oeste y de fondo, el Pirineo Central, en segundo plano, los Picos de Escorbes y Palomer. En primer plano, puerto de Baiau

En dirección contraria, todo el rosario de cumbres que llevamos días recorriendo, las que conforman el principado de Andorra, y más allá, las montañas de la Cerdaña.

Más vistas desde la cima; Arinsal y al fondo las cumbres que rodéan el valle de Madriu y el circo de Perafita

Más montañas hacia el sur...

Parte de la etapa que recorreremos al día siguiente

Descansando en la antecima. Al fondo, las cumbres de la Cerdanya

Para el descenso, recorreremos en sentido inverso el mismo camino que hicimos al subir, hasta regresar al refugio de Comapedrosa, lo que nos llevará unas dos horas desde la cumbre.

El refugio es guardado y bastante concurrido en fines de semana, por lo que conviene llamar con antelación para reservar.

 

JORNADA 8ª: REFUGIO DE COMAPEDROSA – SISPONY

Horario: Unas 5 horas.

Desnivel: Algo más de 400 m de subida y de 1.400 m de bajada acumulados.

Dificultad: Fácil. Pistas y senderos cómodos y bien marcados.

 

Mucha gente decide obviar esta última etapa de la vuelta a Andorra y bajar directamente a Arinsal desde el refugio de Comapedrosa, acortando de esta forma la travesía en un día. Sin embargo, si bien en esta etapa vamos a pasar por paisajes más humanizados, los atractivos que tiene son suficientes como para que, en caso de disponer de tiempo, afrontemos esta última jornada.

Y es que, aunque vamos a tener que pasar cerca de las instalaciones de un par de estaciones de esquí, caminar por un pequeño tramo de carretera, y por un no tan pequeño tramo de pista, vamos a poder disfrutar de la transición de la alta a la baja montaña, de los esquistos a la caliza, de la roca a los prados de altura y a los pinares del valle de Sispony. En fin, una etapa muy variada.

Salimos del refugio de Comapedrosa, en dirección suroeste, siguiendo la loma que separa el valle de la Coma Pedrosa, del pequeño vallecito secundario que alberga al Estany de les Truites.

La subida es suave, y nos introduce en un abierto circo montañoso, bajo las laderas del Port Vell. El sendero solo gana inclinación cuando iniciamos la última subida a dicho puerto, pero, gracias a un par de lazadas, la subida se solventa sin mayor complicación.

El Coma Pedrosa a nuestra espalda mientras subimos hacia el Port Vell

Desde el amplio collado el paisaje cambia radicalmente; inclinadas e interminables laderas de hierba son la tónica del nuevo valle que contemplamos.

Desde el collado iniciamos un flanqueo por las laderas meridionales del Pic del Port Vell, que en suave descenso nos llevará hasta el Port Negre de Pallars, desde donde nos asomamos al valle de Comallempla, ocupado por las feas instalaciones de la estación de esquí de Arinsal.

Tramo entre el Port Vell y el Port Negre

Desde el extremo sur del collado tomamos un inclinado e incómodo sendero que pierde altura hacía el este, en dirección a una pista de tierra que vemos algo más abajo. Por suerte la bajada es corta y pronto llegamos a la pista, que remontamos hacia el sur (derecha), para en un par de minutos alcanzar un nuevo collado, El Port Negre, desde el que tenemos nuevas panorámicas; las del valle de Setúria, que se abre hacia el sur.

Hay que señalar, como curiosidad, que el curso alto de este valle pertenece a Andorra, mientras que aguas abajo de la Borda de L`Orri se convierte en Español, para, una vez sobrepasada la población de Os de Civis, volver a entrar en territorio andorrano.

Cuestiones fronterizas a un lado, el valle tallado profundamente, es de una belleza incuestionable, sobre todo si lo comparamos con la estación de esquí que tenemos a nuestra espalda y que vamos a perder de vista en breves instantes.

En el collado tenemos dos opciones; la primera, que viene recogida en la cartografía, incluida la del propio gobierno de Andorra, asciende hacia el Alt de la Capa, para luego remontar su arista sur, hacia el Coll de la Botella.

Sin embargo, sobre el terreno, las marcas de GRP toman una dirección diferente. Si optamos por seguir las marcas, bajaremos por la vaguada que se abre a nuestros pies, trazando amplios zig-zag, en dirección a la carretera que vemos más abajo.

No tenemos que llegar a dicha carretera; una vez hayamos perdido unos 200 m de desnivel, el sendero comienza a derivar hacia nuestra izquierda, bajo las laderas del Alt de la Capa.

Pasamos por encima de unas pequeñas paredes rocosas (prácticamente las únicas rocas existentes en este mar de hierba), y finalmente llegamos a un rellano en el que termina la arista sur del Alt de la Capa.

En este rellano, ocupado por una torre de alta tensión, el sendero gira bruscamente a la izquierda (este), para entrar en una zona más abrupta, en la que el sendero pierde altura poco a poco salvando, por su parte superior, una zona de pequeños cortados. La carretera cada vez está más cerca, hasta que finalmente llegamos a ella, a la altura de un pequeño collado en el que hay una curiosa escultura metálica. Hacia el oeste las vistas hacia el Bosc de la Roca y el valle de Pal son espectaculares.

 A punto de llegar a la carretera

Alt de la Capa desde la carretera

Bosc de la Roca

Seguimos en dirección sur, por la carretera,  que va prácticamente en horizontal por lo alto de la loma, pasando por varios colladitos, hasta alcanzar el Coll de la Botella, donde encontramos unas instalaciones de esquí, y donde el cordal vuelve a ganar altura en dirección al Planell de la Tosa.

Nuestro sendero, sin embargo, tras una corta pero inclinada cuesta, enseguida comienza a bordear esta montaña por su ladera oriental, siempre por un espeso pinar, hasta llegar a cruzar dos remontes de la estación de esquí de Pal.

Inmediatamente después de sobrepasar los remontes alcanzamos la loma que, hacia el este, baja desde la cumbre del Alt del Covil. Atención a este punto, porque en verano, la estación de esquí prepara un circuito para la práctica de la bicicleta de descenso. Hay que ser cautos al cruzar dicho circuito para no ser arrollados.

Nada más sobrepasar la loma tendremos a nuestros pies el último valle que vamos a recorrer antes de dar por finalizada nuestra travesía en Sispony. Pero no hay que adelantar acontecimientos; antes de quitarnos las botas, aún nos quedan varias horas de caminata.

Pasada la loma, el sendero gira hacia la derecha  (oeste), para flanquear el Alt del Covil, y poco a poco ir acercándose al collado de Montaner.

Desde el collado, al que habremos tardado en llegar algo más de tres horas, podemos ver, al oeste y en el fondo del valle, el núcleo de población de Os de Civis. Cuando hayamos disfrutado de las vistas iniciaremos el descenso a sispony.

Valle de Sispony

En el fondo del valle, Os de Civis

Desde el mismo collado tomamos el marcado camino que se interna en el bosque en dirección este, perdiendo altura por la margen izquierda del valle.

Hay que hacer notar que, en el momento que se hizo esta travesía, la señalización del GRP se había eliminado de este valle. Desconocemos si la razón es un cambio de trazado en la ruta “oficial”. En cualquier caso, podemos seguir las marcas amarillas de un sendero de pequeño recorrido que nos guían valle abajo.

Después de perder casi 200 metros de desnivel, el sendero  gira hacia el fondo del valle y cruza el cauce del arroyo. A partir de este punto el camino es aún más ancho, aunque con el firme destrozado, lo que hace que se vean numerosos atajos y caminos alternativos.

Finalmente llegaremos a una pista de tierra. La tomamos y continuamos el descenso, para después de unos 200 metros cruzar nuevamente el río por un puente. Continuamos por la polvorienta pista hasta llegar a las primeras bordas del Cortals de Sispony. El bosque se ha visto sustituido por amplios prados que ocupan el ancho fondo del valle. Continuamos por la pista hasta llegar a un segundo grupo de bordas, las bordas de Fenerols. Después de sobrepasarlas la pista de tierra se convierte en asfalto, poco antes de llegar a Sispony, población en la que daremos por finalizada la travesía.

Cortals de Sispony

Para regresar a Escaldes podemos coger el autobús interurbano, que tiene parada algo más debajo de la plaza donde se ubica la iglesia parroquial.

Fin de la travesía... Y a reponer fuerzas a Caldea

Texto: Hermano Mero.

Fotos: Hermano Mero

Croquis y track (wikiloc)

 

Nota importante: La descripción de esta ruta procura dar la información lo más precisa posible, pero siempre basada en la experiencia del autor, por lo que sus apreciaciones pueden ser subjetivas. Esta descripción y los croquis que contiene no pueden sustituir a un mapa de la zona. Es recomendable buscar otras fuentes de información, como libros y guías de montaña especializados, para hacernos una idea lo más aproximada posible de la ruta y decidir si está dentro de nuestras posibilidades o no. Es imprescindible tener la experiencia, el conocimiento, la formación y el material adecuado para realizar esta actividad. Valora tu forma física y tus conocimientos sobre como moverse en montaña, informate sobre la climatología y actúa con prudencia, no excediendo tus capacidades. Aún así el montañismo es una actividad que conlleva un riesgo intrínseco, por lo que, si decides realizar esta ruta, ten en cuenta que cada uno es responsable de las elecciones que toma, de si mismo y de su seguridad. Es exclusiva responsabilidad de quien pudiese utilizar esta información los posibles percances que pudiera sufrir como consecuencia del desarrollo de una actividad basada en el uso de esta descripción de una ruta de montaña.

Senda circular La Hiruela-Puerto del Cardoso-Pico Bañaderos-La Hiruela

Senda circular La Hiruela-Puerto del Cardoso-Pico Bañaderos-La Hiruela

Llegamos a La Hiruela, un pequeño y coqueto pueblecito que se encuentra en el límite de la provincia de Madrid con Guadalajara, pasando previamente por Gandullas, Prádena del Rincón y Montejo de la Sierra. La villa se ubica en la falda del Alto de Bañaderos, rodeado por los picos de Morra de la Dehesa y Cabeza del Burrial. Se trata de un pueblo ganadero típico, que conserva un importante patrimonio etnológico y mantiene su tejido original prácticamente intacto. Posee rinconcitos de una gran belleza. Los edificios son marcadamente rústicos, de fábrica de laja de pizarra, y huecos con cercos de madera.

El camino comienza detrás de la iglesia de San Miguel, ubicada en la Plaza Mayor. A la izquierda parte una senda GR, que coindice con otro sendero habilitado para senderismo y denominado "Senda de Molino a Molino", de unos cuatro kilómetros y medio, pero que nosotros no vamos a completar en esta ocasión.

Estamos justo en el antiguo camino a El Cardoso de la Sierra, con laderas de bosque de robledales, algunos de considerable tamaño. El camino, prácticamente llano al inicio, transita paralelo a las huertas del Perejón, y luego desciende un poquito por una zona empedrada hasta alcanzar, primero, el Arrollo de la Umbría y, después, el cauce del río Jarama. El puente sobre el Jarama tiene una pinta infame, y ni hablar de cruzarlo con esas dos maderas podridas. Mejor vadear por donde mejor se pueda, y ascender por prados más abiertos hasta el término de El Cardoso (ya en Guadalajara), a unos 400 metros tan sólo.

Una vez en El Cardoso, tomamos alguna calle que descienda hacia el oeste, para alcanzar el puente que cruza el pequeño riachuelo de El Espinar. Traspasamos una portilla metálica que impide el paso del ganado, por lo que hemos de dejarla bien cerrada, y ascendemos algunos metros por un camino ancho y bien trazado, llegando a una zona de prados. Hemos de buscar un sendero bastante perdido que desciende mucho, hasta alcanzar el cauce del río Jarama, y que es el antiguo camino del Puerto de Cardoso. La vegetación que destaca son los robles melojos, los espinos albares y los rosales silvestres.

Vamos por la umbría, remontando suavemente la margen izquierda del río, aunque nosotros dejamos el agua a nuestra izquierda. Caminamos entre robles, admirando algunas pozas de gran belleza en el río, y los extensos e impresionantes pinares de la margen opuesta.

Acabamos llegando a unos prados, donde el camino se pierde casi completamente y se abre el valle; estamos ante un lugar cuajado de helechales y utilizado por la ganadería para el pasto.

Prados de vacas... Y colores de Otoño

Seguimos unos metros más adelante, hasta un punto donde el cauce cambia de orientación, girando hacia el norte. El río se remansa y hay un tronco cruzado a unos 4 metros sobre el cauce, lo único que queda de un viejo puente, que por precaución, también evitamos.

Restos de un puente sobre el Jarama.

Algo más arriba, sin despegarnos de la orilla del río, podemos utilizar un vado para cruzar y llegar al otro lado, encontrándonos con unas ruinas. Una vez allí, habremos de desviarnos unos 10 metros al norte, hasta encontrar un camino invadido por pinos, escobas y brezos, que mediante una pronunciada pendiente nos lleva ladera arriba, hasta encontrarnos con una pista que nos saldrá al paso, y que lleva, en dirección noroeste, hacia una carretera que alcanzamos en pocos minutos.

Dicha carretera lleva, en dirección norte (derecha), al famoso Hayedo de Montejo, y en dirección sur (izquierda) hasta el Puerto del Cardoso, también llamado de Montejo. Nosotros la tomamos hacia la izquierda, pudiendo disfrutar de unas vistas impresionantes del valle del río Jarama. Ascendemos aproximadamente un kilómetro, alcanzando en seguida el puerto, donde hay una cabaña que alberga un retén de incendios.

Nuestra intención es ascender al pico Bañaderos, lo que nos supondrá apenas unos 350 metros de desnivel positivo desde el puerto. Podemos descansar para tomarnos algún tentempié, y enseguida tomar la pista a la derecha de la cabaña, que asciende suavemente. En apenas 30 metros por la pista, ésta se difumina y veremos una señal amarilla en forma de flecha en un pino, que nos indica una leve senda, que gira a la izquierda y que asciende por la loma, atravesando primero el pinar, cuajado en otoño de setas de todo tipo.

Pasamos por la zona denominada Las Majadas, muy cerca de una caseta de vigilancia con un mirador, con estupendas vistas hacia el valle del Lozoya... Desde aquí nos dirigimos hacia la parte más alta de la loma, pasando por varias elevaciones como la de las Picayuelas. El sube-baja no se hace incómodo, siempre y cuando trepemos hasta lo más alto, porque arriba, o hacia la vertiente del Jarama, el camino es más llano, y aunque no siempre es visible, no hay más que seguir toda la loma, viendo en todo momento el pico de Bañaderos como la elevación más pronunciada.

Unos últimos y fáciles repechos, y alcanzaremos la panorámica cumbre del Bañaderos, con unas vistas impresionantes tanto del lado del Jarama, como del lado del Lozoya. Es posible que haya un comedero de buitres por la zona, porque tuvimos la oportunidad de ver a varios muy de cerca, y de hecho, como comimos en la cumbre, luego los vimos acercarse a sobrevolarla, en busca de restos. En la misma cumbre pudimos apreciar la presencia de excrementos y plumas de buitre. Parada corta para la "intendencia", saboreando el paisaje a la vez que la comida, y encontramos el sendero de bajada en dirección sureste, con la posibilidad de ver el Ocejón a lo lejos, si el día está despejado.

La bajada es rápida hasta el Puerto de la Hiruela, y una vez allí se puede, o bien tomar la carretera que llevará hasta el pueblo (a pesar de que da más vueltas) o descender por alguna de las veredas que, desde el mismo puerto, descienden por la ladera izquierda del valle, en busca de una pista que recorre su fondo, pegada al Arrollo de la Fuentecilla.

En caso de perder el sendero, algo que es fácil que ocurra debido a la multitud de trochas de ganado que surcan el valle, tampoco habrá mayor problema, pues tendremos como referencia la carretera, más arriba de nuestra posición, y el fondo del valle, al que iremos acercándonos, atravesando campo a través, hasta que divisamos la pista allá abajo, que lleva cómodamente, entre prados bucólicos, lomas encendidas de fuego y oro en esta época del año, y algunos helechales, al caminito de castaños que flanquea la entrada al pueblo de la Hiruela, donde dejamos el coche.

Llegamos a La Hiruela, un pequeño y coqueto pueblecito que se encuentra en el límite de la provincia de Madrid con Guadalajara, pasando previamente por Gandullas, Prádena del Rincón y Montejo de la Sierra. La villa se ubica en la falda del Alto de Bañaderos, rodeado por los picos de Morra de la Dehesa y Cabeza del Burrial. Se trata de un pueblo ganadero típico, que conserva un importante patrimonio etnológico y mantiene su tejido original prácticamente intacto. Posee rinconcitos de una gran belleza. Los edificios son marcadamente rústicos, de fábrica de laja de pizarra, y huecos con cercos de madera.

El camino comienza detrás de la iglesia de San Miguel, ubicada en la Plaza Mayor. A la izquierda parte una senda GR, que coindice con otro sendero habilitado para senderismo y denominado "Senda de Molino a Molino", de unos cuatro kilómetros y medio, pero que nosotros no vamos a completar en esta ocasión.

Estamos justo en el antiguo camino a El Cardoso de la Sierra, con laderas de bosque de robledales, algunos de considerable tamaño. El camino, prácticamente llano al inicio, transita paralelo a las huertas del Perejón, y luego desciende un poquito por una zona empedrada hasta alcanzar, primero, el Arrollo de la Umbría y, después, el cauce del río Jarama. El puente sobre el Jarama tiene una pinta infame, y ni hablar de cruzarlo con esas dos maderas podridas. Mejor vadear por donde mejor se pueda, y ascender por prados más abiertos hasta el término de El Cardoso (ya en Guadalajara), a unos 400 metros tan sólo.

Una vez en El Cardoso, tomamos alguna calle que descienda hacia el oeste, para alcanzar el puente que cruza el pequeño riachuelo de El Espinar. Traspasamos una portilla metálica que impide el paso del ganado, por lo que hemos de dejarla bien cerrada, y ascendemos algunos metros por un camino ancho y bien trazado, llegando a una zona de prados. Hemos de buscar un sendero bastante perdido que desciende mucho, hasta alcanzar el cauce del río Jarama, y que es el antiguo camino del Puerto de Cardoso. La vegetación que destaca son los robles melojos, los espinos albares y los rosales silvestres.

Vamos por la umbría, remontando suavemente la margen izquierda del río, aunque nosotros dejamos el agua a nuestra izquierda. Caminamos entre robles, admirando algunas pozas de gran belleza en el río, y los extensos e impresionantes pinares de la margen opuesta.

Acabamos llegando a unos prados, donde el camino se pierde casi completamente y se abre el valle; estamos ante un lugar cuajado de helechales y utilizado por la ganadería para el pasto. Seguimos unos metros más adelante, hasta un punto donde el cauce cambia de orientación, girando hacia el norte. El río se remansa y hay un tronco cruzado a unos 4 metros sobre el cauce, lo único que queda de un viejo puente, que por precaución, también evitamos. Algo más arriba, sin despegarnos de la orilla del río, podemos utilizar un vado para cruzar y llegar al otro lado, encontrándonos con unas ruinas. Una vez allí, habremos de desviarnos unos 10 metros al norte, hasta encontrar un camino invadido por pinos, escobas y brezos, que mediante una pronunciada pendiente nos lleva ladera arriba, hasta encontrarnos con una pista que nos saldrá al paso, y que lleva, en dirección noroeste, hacia una carretera que alcanzamos en pocos minutos.

Dicha carretera lleva, en dirección norte (derecha), al famoso Hayedo de Montejo, y en dirección sur (izquierda) hasta el Puerto del Cardoso, también llamado de Montejo. Nosotros la tomamos hacia la izquierda, pudiendo disfrutar de unas vistas impresionantes del valle del río Jarama. Ascendemos aproximadamente un kilómetro, alcanzando en seguida el puerto, donde hay una cabaña que alberga un retén de incendios.

Nuestra intención es ascender al pico Bañaderos, lo que nos supondrá apenas unos 350 metros de desnivel positivo desde el puerto. Podemos descansar para tomarnos algún tentempié, y enseguida tomar la pista a la derecha de la cabaña, que asciende suavemente. En apenas 30 metros por la pista, ésta se difumina y veremos una señal amarilla en forma de flecha en un pino, que nos indica una leve senda, que gira a la izquierda y que asciende por la loma, atravesando primero el pinar, cuajado en otoño de setas de todo tipo.

Comenzando la subida al Bañaderos

Pasamos por la zona denominada Las Majadas, muy cerca de una caseta de vigilancia con un mirador, con estupendas vistas hacia el valle del Lozoya... Desde aquí nos dirigimos hacia la parte más alta de la loma, pasando por varias elevaciones como la de las Picayuelas. El sube-baja no se hace incómodo, siempre y cuando trepemos hasta lo más alto, porque arriba, o hacia la vertiente del Jarama, el camino es más llano, y aunque no siempre es visible, no hay más que seguir toda la loma, viendo en todo momento el pico de Bañaderos como la elevación más pronunciada.

Unos últimos y fáciles repechos, y alcanzaremos la panorámica cumbre del Bañaderos, con unas vistas impresionantes tanto del lado del Jarama, como del lado del Lozoya. Es posible que haya un comedero de buitres por la zona, porque tuvimos la oportunidad de ver a varios muy de cerca, y de hecho, como comimos en la cumbre, luego los vimos acercarse a sobrevolarla, en busca de restos. En la misma cumbre pudimos apreciar la presencia de excrementos y plumas de buitre. Parada corta para la "intendencia", saboreando el paisaje a la vez que la comida, y encontramos el sendero de bajada en dirección sureste, con la posibilidad de ver el Ocejón a lo lejos, si el día está despejado.

La bajada es rápida hasta el Puerto de la Hiruela, y una vez allí se puede, o bien tomar la carretera que llevará hasta el pueblo (a pesar de que da más vueltas) o descender por alguna de las veredas que, desde el mismo puerto, descienden por la ladera izquierda del valle, en busca de una pista que recorre su fondo, pegada al Arrollo de la Fuentecilla.

Valle de Bajada a la Hiruela

En caso de perder el sendero, algo que es fácil que ocurra debido a la multitud de trochas de ganado que surcan el valle, tampoco habrá mayor problema, pues tendremos como referencia la carretera, más arriba de nuestra posición, y el fondo del valle, al que iremos acercándonos, atravesando campo a través, hasta que divisamos la pista allá abajo, que lleva cómodamente, entre prados bucólicos, lomas encendidas de fuego y oro en esta época del año, y algunos helechales, al caminito de castaños que flanquea la entrada al pueblo de la Hiruela, donde dejamos el coche.

Castaño vestido de Otoño

 

 

Nota importante: La descripción de esta ruta procura dar la información lo más precisa posible, pero siempre basada en la experiencia del autor, por lo que sus apreciaciones pueden ser subjetivas. Esta descripción y los croquis que contiene no pueden sustituir a un mapa de la zona. Es recomendable buscar otras fuentes de información, como libros y guías de montaña especializados, para hacernos una idea lo más aproximada posible de la ruta y decidir si está dentro de nuestras posibilidades o no. Es imprescindible tener la experiencia, el conocimiento, la formación y el material adecuado para realizar esta actividad. Valora tu forma física y tus conocimientos sobre como moverse en montaña, informate sobre la climatología y actúa con prudencia, no excediendo tus capacidades. Aún así el montañismo es una actividad que conlleva un riesgo intrínseco, por lo que, si decides realizar esta ruta, ten en cuenta que cada uno es responsable de las elecciones que toma, de si mismo y de su seguridad. Es exclusiva responsabilidad de quien pudiese utilizar esta información los posibles percances que pudiera sufrir como consecuencia del desarrollo de una actividad basada en el uso de esta descripción de una ruta de montaña.

Texto: Hermana Cabra

Fotos: Hermana Cabra

Mapa: IGN

El último coloso

El último coloso

Se llamaba "Camille", y era el último oso auctóctono de los Pirineos... Era un superviviente: el último de una especie que había residido en aquí desde mucho antes que el hombre hiciera acto de presencia.

Ahora lo dan por muerto. El último indicio que se tuvo de él fue el 5 de febrero de este mismo año. Unas cámaras ocultas en el monte desvelaron que aún seguía vagando, inexorablemente condenado a permanecer solo, por las profundidades de los bosques pirenaicos aragoneses, franceses y navarros... Pero, tras 9 meses, no se ha encontrado ninguna pista, huella o deposición del oso.., no se ha registrado ningún "ataque" suyo a ninguna colmena, ni se le ha podido registrar en fotografía alguna.

Los expertos lo dan, casi con seguridad, por muerto. "Camille" tenía 20 años a sus espaldas, y sarna: una enfermedad de la piel causada por un ácaro parásito, el Sarcoptes scabiei. La sarna es muy contagiosa, y afecta a animales como las cabras montesas, los rebecos, los ciervos, los lobos o, como en este caso, los osos, diezmando en ocasiones de manera brutal sus poblaciones en libertad. Efectivamente: en infestaciones graves son siempre catastróficas entre la fauna salvaje.

Dicen que se está intentando reinsertar en el Pirineo ejemplares eslovenos de oso, que no pertenecen a una subespecie diferente a la que había... Pero la iniciativa se está encontrando, desde el principio, con el rechazo de los ganaderos de la zona, que ven peligrar sus explotaciones por los posibles ataques de estos plantígrados.

Ecologistas en Acción informa de que diferentes grupos de defensa de la naturaleza ya habían anunciado largamente lo que denominaban como "el más negro de los presagios", y acusan de la más que probable muerte del oso a "la negligencia de las administraciones navarra y aragonesa". Culpan a la primera de llevar a cabo un obsoleto plan de recuperación de la especie, en el que se contemplan "medidas inadecuadas para su conservación"; y a la aragonesa, de "inexplicable desidia e incumplimiento" en la elaboración de un plan de recuperación del oso pirenaico, al que está obligada desde hace 19 años por el reglamento de 1991, que desarrollaba la antigua Ley 4/89 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre.

Hace una semana tan sólo, vi un reportaje en Madrid Directo (el conocido programa de la televisión autonómica de la Comunidad de Madrid), en el que un ganadero mostraba varios cadáveres de ovejas abatidas por lobos en nuestras sierras... El lobo, ese otro gran superviviente que poco a poco (ni sé cómo) ha ido recuperando terreno en nuestros montes más cercanos a la capital, había acabado con la vida de la enorme y trascendental suma de.., ¡21 ovejas! El ganadero razonaba que, como la Administración no le iba a restituir el dinero por el ganado muerto, tan sólo esperaba ya que, al menos, se le diera un "permiso especial" para abatir lobos (este animal es una especie protegida en todo el territorio nacional) si los "pillaba" atacando a sus ovejas para alimentarse. ¡Félix, si levantaras ésa tu cabeza de carnero, no sé lo que harías! Probablemente, conociendo el arquetipo, algo así como sacarles los sesos a cabezazos.

Hace unos meses, caminando por el interior de un hayedo leonés, muy cerca de un pueblo, nos acojonamos bastante al detectar en nuestro propio camino las huellas, grandes y bien marcadas, de un ejemplar de oso adulto (luego nos enteramos que era una hembra)... Hace un mes casi, en Cantabria, tuvimos que evitar ciertas zonas muy montañosas porque existía la posibilidad de toparnos con el oso. El fin de semana pasado, en la Sierra Pobre de Madrid, pudimos ver a un zorro absolutamente destripado, pero no devorado.., posiblemente presa del ataque de lobos que, como ya sabréis, matan a los zorros porque son la competencia en el mismo nicho ecológico de supervivencia, pero no se los comen (no sabemos si porque lo considerarán, o no, una especie de "canibalismo", al tratarse de cánidos como ellos).

No oculto que ahora voy con cierto miedo por algunas zonas de montaña, siguiendo algunas rutas o caminos en los que normalmente no nos cruzamos ni con Dios. ¿Pero qué quieren que les diga? Si tengo que evitar ciertos lugares, dar un rodeo, o desistir de meterme en algunos brañales o bosques protegidos, lo haré. Al fin y al cabo nosotros, los "seres racionales", somos muchos (algunos dicen que casi una plaga).., y ellos pocos, mal protegidos, eternamente perseguidos y "ejecutados" como alimañas.., y además, ¡qué coño!: somos nosotros los "extranjeros en tierra extraña", los que nos vamos de vacaciones a invadir lo que todavía, a pesar de la opinión de algunos torpes e indocumentados, es y será siempre "su casa".

Así que de esta manera, viejo, solo y enfermo, desaparece el último ejemplar de oso auctóctono de los Pirineos... ¡Vamos cojonudamente, oigan! Ésta es la foto de su último invierno, en el que su rostro muestra los signos claros de la enfermedad, cuando se disponía a dar buena cuenta de la carroña de un jabalí. La historia de este oso me llega al alma, porque el animal vagaba solo desde que, en 2004, un cazador furtivo francés se cargara a su compañera "Cannelle", la última hembra reproductora de la subespecie. Sería que le molestaba mucho, al gabacho, la osa pirenaica.., ¡vamos!

Los he visto de cerca en Cabañeros, en cautividad: dieciséis magníficos ejemplares pude contar y admirar a principios de octubre en una amplísima instalación (pero prisioneros del hombre, al fin y al cabo). Animales impresionantes, de rugido atronador y fuerza indescriptible. Tótems de nuestros ancestros, representantes de la fuerza vital desgarradora y atávica de nuestra madre, la Naturaleza. Sagrados para pueblos más viejos y más sabios que nosotros, poderosos señores de las inmensidades naturales.

Ahí los tenemos.., todavía...

Una especie que no respeta el sagrado suelo que pisa, no sé si tiene derecho a seguir viviendo. Una especie que degrada y escupe sobre la misma tierra que le da de comer, no tiene derecho a llamarse "el amo del mundo".

En fin.., que luego se me sube la bilis, y me han dicho que es malo para mi salud.

¡Saluditos, amig@s!

ROMANCE DE LA REINA JUANA

ROMANCE DE LA REINA JUANA

Las campanas a rebato
llamando a la vencida.
Las siembras en la meseta
comienzan por buen segar.
Y a través de los pinares
se llega hasta el encinar.
Surgen horcas, surgen hoces,
las guadañas surgirán.

Doña Juana está muy triste
¡Sabe Dios por qué será!

Acuden de todas partes
formando comunidad.
Populares comuneros
el pueblo en su dignidad,
ataja por los rastrojos
si hay afrentas que vengar.
El pueblo luchando sigue,
la reina en cautividad.

Doña Juana está muy triste
¡Sabe Dios por qué será!

... Juana, Reina de Castilla, de León, de Aragón y de Navarra, de Mallorca y de Granada, Reina de Nápoles, Sicilia, y las Indias Occidentales, Arquiduquesa de Austria, Duquesa de Borgoña y de Brabante, Condesa de Barcelona, Condesa de Flandes y Señora de Vizcaya

Y sin embargo, Juana la loca, traicionada y encerrada hasta el día de su muerte, por su marido, por su padre y por su hijo... Y el pueblo luchando sigue, la reina en cautividad.

En fin, no voy a hablar más de Dña. Juana I, de la primera reina de España... Ya lo haré en mejor ocasión, con más tiempo, y con más ganas.

De momento os dejo, el "Romance de la Reina Juana", en boca de Amancio Prada. Que cada uno saque sus conclusiones, si es que lo tiene a bién: