PEÑA DE LA CABRA POR SU VERTIENTE SUR
Sierra Pobre de Madrid es una forma bastante poco original de definir al grupo de montañas que, desprendiéndose del macizo principal de Ayllón se encuadran entre el curso medio del río Lozoya y el alto del Jarama. Sin embargo, este nombre tiene su razón de ser en la despoblación, el menor grado de desarrollo económico, menor dotación de infraestructuras, y de afluencia de turismo que sufre esta zona, en comparación con sus vecinos de la Sierra de Guadarrama
Y todo ello a menos de 100 km de la capital.
Todo esto conlleva que el caminante se encuentre con una naturaleza bastante salvaje y bien conservada, con pocos senderos, y escasez de visitantes.
En esta ocasión vamos a ascender a la cumbre de Peña de la Cabra, cumbre bastante visible desde casi todo el Valle de Lozoya, y situada en el cordal occidental de la herradura, o circo montañoso que rodea Puebla de la Sierra, y que de forma redundante se conoce como Sierra de la Puebla.
Si bien esta montaña es bastante visitada por la ruta que partiendo del Puerto de la Puebla, recorre su vertiente norte, la ruta que vamos a hacer nosotros es inédita y poco conocida, transcurriendo en parte fuera de sendero. Para ello tendremos que acercarnos a la vertiente sur de la montaña, desde la población de El Berrueco, o desde Manjirón, para después tomar la carretera que desde Robledillo de la Jara se dirige hacia La Puebla. Después de subir un pequeño puerto, la estrecha carretera comienza a descender hasta el Arroyo Riato. Ya durante la aproximación en el coche podremos disfrutar de unas estupendas vistas sobre el estrecho desfiladero al que descendemos.
Podemos dejar los coches nada más cruzar el puente que salva el escaso cauce. Justo a su lado existe una fuente adosada a un depósito de agua, y una pequeña explanada para unos tres vehículos.
Comenzamos a caminar siguiendo la carretera, hasta alcanzar una curva a la izquierda bastante cerrada y que atraviesa un espolón rocoso. Trepamos por el talud de la carretera y seguimos el espolón.
El terreno esta cubierto de roca y jara, no existiendo sendero, por lo que tendremos que buscar el terreno más cómodo para avanzar. En cualquier caso no hay duda de la dirección; siempre hacia arriba, siguiendo el cordal secundario sobre el que nos encontramos.
Llega un momento en que la pendiente pierde inclinación y el terreno se despeja en las cercanías de un pequeño resalte en el cordal (cota 1.387). Desde este punto y por primera vez en nuestro recorrido podemos ver el primero de los escarpados circos que delimitan la vertiente oeste de Peña la Cabra.
Podemos recorrer el mencionado resalte por su parte más alta, o bien rodearlo por el borde del pinar que existe a su derecha (sur). En cualquier caso llegamos a un collado que precede al Horcajo Cimero (1.669 m), ya en el cordal principal de Peña Cabra.
Desde el collado donde nos encontramos, esta cota tiene la apariencia de una pared rocosa y descompuesta, aunque si nos acercamos más, veremos que su inclinación es menor de lo que aparenta. Sin embargo, la mejor forma de acceder a lo alto de la loma principal es por una ancha canal, herbosa en su parte baja y rocallosa en la alta, situada a la izquierda de esta pared. Ascendemos por la canal, que en fuerte pendiente nos deposita al norte de la cumbre del Horcajo, en el amplísimo Collado Llano. Hasta aquí habremos tardado una hora y media aproximadamente desde el inicio de la marcha.
Desde este Collado podemos observar la asimetría de esta montaña; por un lado su vertiente este, la que da al río de la Puebla, es una loma redondeada cubierta de pastos y bosques de repoblación, mientras que la vertiente oeste es mucho más vertical y abrupta.
También podremos observar desde aquí la respetable cuesta que nos va a tocar subir, unos 250 metros de desnivel en un corto espacio, pero tras la cual habremos finalizado la parte más dura del recorrido. Así pues, atacamos la pendiente, bien por los restos de sendero que se aprecian por la ladera de la derecha, o bien por su parte más alta, que aunque resulta más incómoda, nos deparará unas vistas mucho mejores.
Cuando hayamos sobrepasado la parte más inclinada de la loma, esta se estrecha, afilándose por su parte más alta, lo que nos exigirá en algún momento ayudarnos de las manos. Sin embargo nunca nos llegará a presentar verdaderas dificultades, dándonos más diversión que problemas (eso si, siempre que no haya hielo, cosa por otro lado extraña, dada la escasa altura de este macizo). En cualquier caso, si en algún momento preferimos evitar la facil cresta, solo tenemos que perder algo de altura hacia nuestra derecha, para continuar ascendiendo por el senderillo que a media ladera se dirige hacia la cumbre.
Pasamos por un par de resaltes adelantados hacia el oeste, por lo que merece la pena acercarse a ellos, dado que las vistas sobre las llamadas canales de Peña Cabra son impresionantes. Realmente el terreno parece propio de altitudes mucho mayores. Llama especialmente la atención una larga y afilada cresta que casi desde el fondo del valle sube hasta nuestra altura, definiendo claramente dos circos; el primero que ya habíamos visto antes y otro, si cabe más vertical que el anterior, situado entre esta cresta y la cumbre principal de la montaña.
De esta forma, al cabo de otra hora y media aproximadamente (a paso relajado y disfrutando del paisaje), desde Collado Llano, llegaremos a la amplia cumbre de Peña Cabra (1.831 m), donde existe un vértice geodésico. Desde Collado Llano hasta aquí, habremos tardado una hora y media aproximadamente, a paso tranquilo.
Las privilegiadas vistas que desde aquí tenemos abarcan, desde los montes adyacentes al pantano del Atazar, al sur, todo el valle del Lozoya al Oeste, y el macizo de Ayllón al norte, hasta el cordal del Porrejón, Tornera y Centenera, hacia el este, al otro lado del valle de la Puebla.
Para descender debemos dirigirnos hacia una canal, ocupada por una pedrera, que tiene su inicio unos cuantos metros al noreste de la cumbre. Descendemos por la pedrera con facilidad, gracias al sendero bien trazado que recorre su lado derecho, hasta llegar a las amplias praderas del collado que se extiende bajo el pico. Desde aquí, la cara norte de Peña la Cabra parece una reproducción a pequeña escala de algún pico Pirenaico, con sus dos características pedreras flanqueando la pared rocosa que cae desde la cumbre.
Continuamos en dirección noroeste, siguiendo el cordal, bien por su parte más alta, o bien a media ladera, por sendero muy marcado y cómodo, traspasando una altura secundaria (cota 1.712), hasta llegar a otro amplio collado, el de la Tiesa, atravesado por una pista forestal.
Seguimos la pista, que abandona lo alto del cordal para dirigirse hacia la cabecera del valle del Arroyo Riato, por el que poco después descenderemos. Dicha cabecera; un pequeño collado hasta donde llega el pinar de repoblación, separa Peña El Aguila de la cuerda que desde Peña Cabra se dirige hacia el Puerto de la Puebla. Pocos metros antes de dicho collado encontramos un cruce de pistas (media hora desde la cumbre); una lo cruza, y en dirección norte se dirige al mencionado puerto, la otra, que es la que seguiremos, se interna en el bosque, descendiendo hacia el sur, por la ladera izquierda del valle.
Encontramos dos cerradas curvas, una primera a la derecha y posteriormente otra a la izquierda, de las que parten otras tantas pistas secundarias. Proseguimos sin hacerlas caso, perdiendo altura poco a poco por nuestra pista, que traza una larga diagonal bajo la ladera de Peña Cabra. Encontramos varias curvas más y un nuevo desvío, que de nuevo ignoramos, tras lo cual, la pista pierde altura de forma más acentuada, dirigiéndose al eje del valle, hasta cruzar el arroyo que lo surca. A los pocos metros encontramos un depósito de agua con fuente, donde podemos recargar nuestras cantimploras.
Continuamos recorriendo la pista forestal, que ahora alterna leves bajadas y subidas, por la ladera contraria a la que traíamos hasta ahora, bajo la cuerda que baja de Peña del Aguila. La pista es larga y monótona, pero al menos tenemos unas impresionantes vistas de los farallones de Peña Cabra. Finalmente, al cabo de unas dos horas desde el cruce donde comenzamos el descenso por el valle, encontramos un cortafuegos que recorre una amplia loma.
Descendemos por el cortafuegos castigando nuestras rodillas, y echando los últimos vistazos a la montaña que hoy hemos subido, hasta que de repente acaba a unos 60 metros sobre la carretera, donde podemos ver nuestros coches. Abandonamos el cortafuegos, bajando sin sendero por la parte derecha de la loma, que está más despejada de matorral, para finalmente, después de destrepar por donde mejor veamos el talud de la carretera (no es complicado), llegar a los coches y dar por concluida nuestra excursión.
DIFICULTAD: Escasa, salvo por el hecho de transcurrir fuera de senderos durante su primera parte, lo que nos obligará a tener buen criterio a la hora de buscar el mejor itinerario. La dificultad puede aumentar considerablemente en caso de introducirnos en las canales y crestas de la cara oeste de Peña Cabra, o en caso de que exista hielo Aunque dada la escasa altitud de este macizo esta situación raramente se dará.
HORARIO: Unas seis horas, sin contar paradas.
CROQUIS: GOOGLE EARTH
CARTOGRAFÍA: Sierras de Ayllón y Ocejón.La Tienda Verde. Año 2002. Escala 1:50.000
Texto y fotos: Hermano Mero
Todo esto conlleva que el caminante se encuentre con una naturaleza bastante salvaje y bien conservada, con pocos senderos, y escasez de visitantes.
En esta ocasión vamos a ascender a la cumbre de Peña de la Cabra, cumbre bastante visible desde casi todo el Valle de Lozoya, y situada en el cordal occidental de la herradura, o circo montañoso que rodea Puebla de la Sierra, y que de forma redundante se conoce como Sierra de la Puebla.
Si bien esta montaña es bastante visitada por la ruta que partiendo del Puerto de la Puebla, recorre su vertiente norte, la ruta que vamos a hacer nosotros es inédita y poco conocida, transcurriendo en parte fuera de sendero. Para ello tendremos que acercarnos a la vertiente sur de la montaña, desde la población de El Berrueco, o desde Manjirón, para después tomar la carretera que desde Robledillo de la Jara se dirige hacia La Puebla. Después de subir un pequeño puerto, la estrecha carretera comienza a descender hasta el Arroyo Riato. Ya durante la aproximación en el coche podremos disfrutar de unas estupendas vistas sobre el estrecho desfiladero al que descendemos.
Podemos dejar los coches nada más cruzar el puente que salva el escaso cauce. Justo a su lado existe una fuente adosada a un depósito de agua, y una pequeña explanada para unos tres vehículos.
Comenzamos a caminar siguiendo la carretera, hasta alcanzar una curva a la izquierda bastante cerrada y que atraviesa un espolón rocoso. Trepamos por el talud de la carretera y seguimos el espolón.
El terreno esta cubierto de roca y jara, no existiendo sendero, por lo que tendremos que buscar el terreno más cómodo para avanzar. En cualquier caso no hay duda de la dirección; siempre hacia arriba, siguiendo el cordal secundario sobre el que nos encontramos.
Llega un momento en que la pendiente pierde inclinación y el terreno se despeja en las cercanías de un pequeño resalte en el cordal (cota 1.387). Desde este punto y por primera vez en nuestro recorrido podemos ver el primero de los escarpados circos que delimitan la vertiente oeste de Peña la Cabra.
Podemos recorrer el mencionado resalte por su parte más alta, o bien rodearlo por el borde del pinar que existe a su derecha (sur). En cualquier caso llegamos a un collado que precede al Horcajo Cimero (1.669 m), ya en el cordal principal de Peña Cabra.
Desde el collado donde nos encontramos, esta cota tiene la apariencia de una pared rocosa y descompuesta, aunque si nos acercamos más, veremos que su inclinación es menor de lo que aparenta. Sin embargo, la mejor forma de acceder a lo alto de la loma principal es por una ancha canal, herbosa en su parte baja y rocallosa en la alta, situada a la izquierda de esta pared. Ascendemos por la canal, que en fuerte pendiente nos deposita al norte de la cumbre del Horcajo, en el amplísimo Collado Llano. Hasta aquí habremos tardado una hora y media aproximadamente desde el inicio de la marcha.
Desde este Collado podemos observar la asimetría de esta montaña; por un lado su vertiente este, la que da al río de la Puebla, es una loma redondeada cubierta de pastos y bosques de repoblación, mientras que la vertiente oeste es mucho más vertical y abrupta.
También podremos observar desde aquí la respetable cuesta que nos va a tocar subir, unos 250 metros de desnivel en un corto espacio, pero tras la cual habremos finalizado la parte más dura del recorrido. Así pues, atacamos la pendiente, bien por los restos de sendero que se aprecian por la ladera de la derecha, o bien por su parte más alta, que aunque resulta más incómoda, nos deparará unas vistas mucho mejores.
Cuando hayamos sobrepasado la parte más inclinada de la loma, esta se estrecha, afilándose por su parte más alta, lo que nos exigirá en algún momento ayudarnos de las manos. Sin embargo nunca nos llegará a presentar verdaderas dificultades, dándonos más diversión que problemas (eso si, siempre que no haya hielo, cosa por otro lado extraña, dada la escasa altura de este macizo). En cualquier caso, si en algún momento preferimos evitar la facil cresta, solo tenemos que perder algo de altura hacia nuestra derecha, para continuar ascendiendo por el senderillo que a media ladera se dirige hacia la cumbre.
Pasamos por un par de resaltes adelantados hacia el oeste, por lo que merece la pena acercarse a ellos, dado que las vistas sobre las llamadas canales de Peña Cabra son impresionantes. Realmente el terreno parece propio de altitudes mucho mayores. Llama especialmente la atención una larga y afilada cresta que casi desde el fondo del valle sube hasta nuestra altura, definiendo claramente dos circos; el primero que ya habíamos visto antes y otro, si cabe más vertical que el anterior, situado entre esta cresta y la cumbre principal de la montaña.
De esta forma, al cabo de otra hora y media aproximadamente (a paso relajado y disfrutando del paisaje), desde Collado Llano, llegaremos a la amplia cumbre de Peña Cabra (1.831 m), donde existe un vértice geodésico. Desde Collado Llano hasta aquí, habremos tardado una hora y media aproximadamente, a paso tranquilo.
Las privilegiadas vistas que desde aquí tenemos abarcan, desde los montes adyacentes al pantano del Atazar, al sur, todo el valle del Lozoya al Oeste, y el macizo de Ayllón al norte, hasta el cordal del Porrejón, Tornera y Centenera, hacia el este, al otro lado del valle de la Puebla.
Para descender debemos dirigirnos hacia una canal, ocupada por una pedrera, que tiene su inicio unos cuantos metros al noreste de la cumbre. Descendemos por la pedrera con facilidad, gracias al sendero bien trazado que recorre su lado derecho, hasta llegar a las amplias praderas del collado que se extiende bajo el pico. Desde aquí, la cara norte de Peña la Cabra parece una reproducción a pequeña escala de algún pico Pirenaico, con sus dos características pedreras flanqueando la pared rocosa que cae desde la cumbre.
Continuamos en dirección noroeste, siguiendo el cordal, bien por su parte más alta, o bien a media ladera, por sendero muy marcado y cómodo, traspasando una altura secundaria (cota 1.712), hasta llegar a otro amplio collado, el de la Tiesa, atravesado por una pista forestal.
Seguimos la pista, que abandona lo alto del cordal para dirigirse hacia la cabecera del valle del Arroyo Riato, por el que poco después descenderemos. Dicha cabecera; un pequeño collado hasta donde llega el pinar de repoblación, separa Peña El Aguila de la cuerda que desde Peña Cabra se dirige hacia el Puerto de la Puebla. Pocos metros antes de dicho collado encontramos un cruce de pistas (media hora desde la cumbre); una lo cruza, y en dirección norte se dirige al mencionado puerto, la otra, que es la que seguiremos, se interna en el bosque, descendiendo hacia el sur, por la ladera izquierda del valle.
Encontramos dos cerradas curvas, una primera a la derecha y posteriormente otra a la izquierda, de las que parten otras tantas pistas secundarias. Proseguimos sin hacerlas caso, perdiendo altura poco a poco por nuestra pista, que traza una larga diagonal bajo la ladera de Peña Cabra. Encontramos varias curvas más y un nuevo desvío, que de nuevo ignoramos, tras lo cual, la pista pierde altura de forma más acentuada, dirigiéndose al eje del valle, hasta cruzar el arroyo que lo surca. A los pocos metros encontramos un depósito de agua con fuente, donde podemos recargar nuestras cantimploras.
Continuamos recorriendo la pista forestal, que ahora alterna leves bajadas y subidas, por la ladera contraria a la que traíamos hasta ahora, bajo la cuerda que baja de Peña del Aguila. La pista es larga y monótona, pero al menos tenemos unas impresionantes vistas de los farallones de Peña Cabra. Finalmente, al cabo de unas dos horas desde el cruce donde comenzamos el descenso por el valle, encontramos un cortafuegos que recorre una amplia loma.
Descendemos por el cortafuegos castigando nuestras rodillas, y echando los últimos vistazos a la montaña que hoy hemos subido, hasta que de repente acaba a unos 60 metros sobre la carretera, donde podemos ver nuestros coches. Abandonamos el cortafuegos, bajando sin sendero por la parte derecha de la loma, que está más despejada de matorral, para finalmente, después de destrepar por donde mejor veamos el talud de la carretera (no es complicado), llegar a los coches y dar por concluida nuestra excursión.
DIFICULTAD: Escasa, salvo por el hecho de transcurrir fuera de senderos durante su primera parte, lo que nos obligará a tener buen criterio a la hora de buscar el mejor itinerario. La dificultad puede aumentar considerablemente en caso de introducirnos en las canales y crestas de la cara oeste de Peña Cabra, o en caso de que exista hielo Aunque dada la escasa altitud de este macizo esta situación raramente se dará.
HORARIO: Unas seis horas, sin contar paradas.
CROQUIS: GOOGLE EARTH
CARTOGRAFÍA: Sierras de Ayllón y Ocejón.La Tienda Verde. Año 2002. Escala 1:50.000
Texto y fotos: Hermano Mero
5 comentarios
finestril -
hermana Cabra -
Buaaaaa, quiero ir a los Ancares!
Hermano Mero -
Hermano Mero -
Y por si fuera poco, ahora van y dicen que el Valle del Lozoya, en realidad es la Tierra Media... De lo que deduzco que la Sierra de la Puebla y Peña de la Cabra, en realidad deben ser... ¡¡¡ Las Montañas de Caradhras !!!...
Jaaaa, ja,ja, ja...
Y los que salen en las fotos deben ser Orcos o Enanos, porque pinta de Elfos, la verdad es que no tienen, jua, jua, jua...
Bueno, la Hermana Rana si, que con esas orejillas puntiagudas puede dar el pego.
Hermana Rana -
Aunque no lo ha sugerido, se buscan voluntarios para acompañar al Mero a subirse a la misma peña, pero por el cordal, como las cabras.