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HERMANO MERO & HERMANA CABRA

Rutas Otras Montañas

PICO SAN MILLAN POR EL VALLE DEL RIO URBIÓN

PICO SAN MILLAN POR EL VALLE DEL RIO URBIÓN

Horario: Unas 6 y media sin contar paradas; 3 y media para la subida y 3 para la bajada.

Desnivel: Unos 1.090 metros de subida y bajada.

Dificultad: En la parte inicial de la ruta nos encontramos con caminos y senderos faciles de seguir, aunque poco señalizados y que en ciertos puntos nos exigirán ir atentos. Hay que vadear algunos cursos de agua, lo que en época de deshielo puede entrañar dificultad. Una vez superado el bosque nos encontramos con terreno de alta montaña. Con nieve o hielo habrá que ser muy prudentes, llevar el material adecuado y saber usarlo.

El Pico San Millán (2.131 m), la cumbre más elevada de la provincia de Burgos, está situada en la Sierra de la Demanda, en el extremo Noroeste del Sistema Ibérico.

 Es una montaña de contrastes; por su vertiente sur su cumbre se prolonga en amplias y redondeadas lomas, sin embargo, su ascensión por la vertiente norte es completamente distinta, sorprendente y muy variada, comenzando por un espectacular valle, el del río Urbión, cubierto de un hayedo que gracias a su orientación nada tiene que envidiar a otros hayedos con más renombre de la Cordillera Cantábrica o Pirineos, y en el que el protagonista va a ser el verde del musgo y el agua, omnipresente en toda la ruta.

 Hayedo en el Rio Urbión

 Pero no acaban aquí las sorpresas porque el San Millán es una montaña a tomar en serio, modelada por el hielo y bajo cuya cumbre se abre un circo glaciar que permite trazar varias rutas de diversa dificultad, pero que, sea cual sea la elegida, en presencia de nieve o hielo, nos obligará a extremar las precauciones.

 El agua y las hayas, protagonistas.

 Para comenzar la ruta propuesta hay que llegar hasta el bonito pueblo Burgales de Santa Cruz del Valle Urbion, que conserva estupendamente su arquitectura tradicional a base de piedra y adobe. Desde allí, aún con el coche, debemos tomar la pista de tierra que se interna en el valle que da nombre al pueblo. La pista no tiene desperdicio, rodeada como está por prados que nos permiten ver la montaña que es nuestro objetivo del día y por un bien conservado bosque de ribera, que a veces se entremezcla con pinos de repoblación.

 Llegamos al refugio Zarcias (1.043 m), donde podemos dejar el coche en una explanada y comenzar a caminar continuando por la pista forestal por la que veníamos, que inmediatamente cruza un puente sobre el río Urbion. Pasamos al lado de una zona habilitada con merenderos y continuamos siguiendo siempre por la orilla orográfica izquierda del río (derecha según sentido de la marcha), despreciando un desvío que surge a mano derecha y que, de seguirlo, nos haría tomar mayor altura.

 En seguida llegamos al paraje de Tres Aguas, donde al río Urbión se le unen los arroyos Andurla y Abanza, el cual cruzamos por un pequeño puente de madera. Poco más adelante volvemos a encontrar un nuevo puente, esta vez para cruzar el Urbión. Seguimos el curso del río, por la orilla contraria a la que traíamos hasta ahora. El camino gana algunos metros de altura sobre el cauce y nos permite ver las bonitas praderas y el bosque de ribera que lo rodéa.

 Tres aguas

De nuevo cambiamos de ribera por otro puente y continuamos nuestro camino en dirección sur, hasta llegar a la choza de la Guarra. Si hasta llegar a este punto las Hayas se iban volviendo poco a poco más abundantes, a partir de aquí lo dominan todo.

 Choza de la guarra

 Remontando el Urbión

 El camino, a veces muy ancho y marcado y otras desaparecido por la acción del río, continúa junto al cauce, obligándonos alguna que otra vez y según la época del año y como esté de crecido el Urbión, a saltar de piedra en piedra para no mojarnos.

 Recorriendo el rio

 Alfombra de hojas

 En cierto momento el camino que traemos cruza el río, esta vez sin ayuda de ningún puente, por lo que tenemos que hacer un vadeo. Debemos ir atentos, pues es fácil confundirnos y en lugar de cruzar, seguir algún sendero poco marcado por la orilla orográfica izquierda. Si nos sucede esto, debemos procurar cruzar a la orilla derecha (izquierda según el sentido de la marcha), donde nos será mucho más sencillo avanzar.

 Más hayas

 El camino, bastante amplio por esta orilla sigue ganando altura poco a poco, hasta llegar a una curioso chozo de piedra, situado al lado de una pequeña pradera, donde el camino se convierte en sendero.

 Chozo

Poco a poco vamos alejándonos del cauce que momentaneamente queda encajonado por debajo de nosotros. Siempre acompañados por las hayas continuamos por esta orilla, hasta que alcanzamos una pequeña cascada, junto a la cual volvemos a cruzar el Urbión, ahora convertido en simple arroyo y continuamos ascendiendo por un bosque cada vez menos espeso.

 Camino del circo

Entre los árboles cada vez vemos más cerca la evidente cumbre del San Millán. Finalmente salimos al inferior de los escalones que forman su circo glaciar.

 Hacia el circo

 Primer rellano del circo.

Mientras admiramos la cara norte de la montaña, atravesamos el rellano bordeando las pedreras que caen por nuestra derecha, en dirección a una nueva cabaña que se encuentra por detrás de un gurpo de árboles aislados. Por encima de la cabaña cae una chorrera desde lo alto de un muro de roca.

 Bordeamos la chorrera por la derecha, superando un pequeño embudo, corto pero inclinado. A partir de aquí, en presencia de nieve o hielo es probable que tengamos que usar material adecuado (piolet y crampones).

 Segundo rellano, collado y cresta de ascenso alternativo

 Superado el embudo, llegamos a un nuevo rellano, cuyo paso más sencillo se encuentra por la izquierda. En caso de estar nevado, superamos una nueva pala de nieve y llegamos al tercer rellano. A partir de aquí tenemos dos opciones posibles: O bien nos dirigimos a un evidente collado que se sitúa a nuestra izquierda, pasado el cual tendremos que enfrentarnos a una cresta con pasos expuestos, o si queremos alcanzar la cumbre de la manera más sencilla, volvemos a superar una nueva pala de nieve, cuyo punto más débil se encuentra a nuestra derecha.

 Pala de acceso a la laguna

 Si elegimos esta opción, pasado este obstaculo llegamos a la laguna de San Millán (1926 m). En caso de que el paisaje esta cubierto de nieve no veremos la laguna, oculta por el manto blanco, pero como recompensa nos sentiremos sobrecogidos por lo impresionante de este paisaje de alta montaña.

 Laguna de San Millan oculta

 Desde la laguna buscamos un pequeño collado a nuestra derecha. Otra inclinada pala de nieve nos separa de el, pero tras el penúltimo esfuerzo la superamos y nos situamos en el cordal de la sierra. Tan solo nos queda remontar la amplia loma para llegar, ya sin dificultad hasta la cumbre.

 Saliendo al cordal.

 La cumbre, lo dificil ha terminado.

 Pala de Salida a la cuerda

 Un último esfuerzo

Si el día es claro, las vistas son espectaculares desde la cumbre; pudiendo distinguir, al sur Neila, Urbión y la Cebollera. Más lejos, hacia el suroeste, la Sierra de Ayllón, donde se distingue con facilidad el Pico del Lobo y el Tres Provincias, y al norte, la Cordillera Cantabrica, donde con ayuda de unos prismaticos y si el tiempo lo permite, es incluso posible diferenciar las moles del Espigüete y el Curavacas. Mucho más cerca tenemos el Trigaza hacia el norte, y el San Lorenzo hacia el Oeste.

 Cumbre, al fondo el San Lorenzo

 Cumbre. El Trigaza al fondo.

 En la cumbre, el Mencilla al fondo.

 Hasta la cumbre habremos tardado unas 3 horas y media, a las que habrá que sumar, otras tres horas aproximadamente para la vuelta, que realizamos por el mismo camino, y el tiempo necesario para realizar fotos, descansar y comer algo.

 Bajando hacia el circo

 Seguimos bajando

 Haciendo cosas raras...

 Sin mojarnos, de regreso

 ... O quizás mojándonos

 Ya queda menos para el coche

 Objetivo cumplido

 Croquis

Texto: Hermano Mero

Fotos: Hermana Cabra y Hermano Mero.

Croquis: A partir de Imagen de Google Earth

Nota importante: La descripción de esta ruta procura dar la información lo más precisa posible, pero siempre basada en la experiencia del autor, por lo que sus apreciaciones pueden ser subjetivas. Esta descripción y los croquis que contiene no pueden sustituir a un mapa de la zona. Es recomendable buscar otras fuentes de información, como libros y guías de montaña especializados, para hacernos una idea lo más aproximada posible de la ruta y decidir si está dentro de nuestras posibilidades o no. Es imprescindible tener la experiencia, el conocimiento, la formación y el material adecuado para realizar esta actividad. Valora tu forma física y tus conocimientos sobre como moverse en montaña, informate sobre la climatología y actúa con prudencia, no excediendo tus capacidades. Aún así el montañismo es una actividad que conlleva un riesgo intrínseco, por lo que, si decides realizar esta ruta, ten en cuenta que cada uno es responsable de las elecciones que toma, de si mismo y de su seguridad. Es exclusiva responsabilidad de quien pudiese utilizar esta información los posibles percances que pudiera sufrir como consecuencia del desarrollo de una actividad basada en el uso de esta descripción de una ruta de montaña.

BREITHORN, PRIMER CUATROMIL

BREITHORN, PRIMER CUATROMIL

Algunos os habréis dado cuenta de que el título de este artículo es un guiño al libro, muy recomendable, por cierto, "Annapurna, primer ochomil", de Maurice Herzog, salvando las distancias, claro, aunque por otro lado sean casi insalvables. Digo esto porque mientras en el libro de Herzog narra la primera escalada realizada a un ochomil en el Himalaya, aquí se trata de contarós nuestra humilde ascensión al Breithorn, una de las montañas de más de cuatromil metros más sencilla de los Alpes, y a la vez más populares.

Pero que queréis que os diga; pese a esa sencillez, disfrutamos como cochinos viendonos rodeados de hielo, glaciares, y por los picos más altos de los Alpes. Al fin y al cabo se trataba de la primera vez que la Hermana Cabra y el Hermano Mero subían a tanta altitud, y la experiencia no defraudó. Las vistas desde la cima (y desde mucho antes de llegar a ella) son espectaculares... Desde los cercanos Cervino, Castor, Pollux y Liskham, hasta los lejanos macizos del Mont Blanc, Grand Combin y Gran Paradiso, pasando por el Monte Rosa... En fin, un paraiso de hongos nevados, glaciares y aristas de vertigo.... Y todo eso por el modico esfuerzo que supone subir menos de 700 metros de desnivel y hacer frente a la nevada pala final de la ruta normal, que no supera los 35º de inclinación.

La aproximación a la montaña se ve facilitada por los medios mecánicos existentes. Desde Zermatt (Suiza), podemos subir en telecabina hasta la estación de Klein Matterhorn o Piccolo Cervino, (3.880 m), con lo que la ascensión se reduce aún más que si se opta por subir desde el lado Italiano (Breuil-Cervinia), que fué nuestra elección. En este caso los remontes nos dejan a la altura de 3.480 m, en la estación superior del telecabina de Testa Grigria, 685 m por debajo de la cumbre.

Por desgracia estas facilidades suponen también que la zona no sea precisamente un ejemplo de montaña en estado natural y solitaria, más bien todo lo contario. Posiblemente nos veamos obligados a compartir "nuestra" cumbre con decenas de personas, por no hablar del lamentable espectaculo de la montaña humanizada mediante telesillas cables y demás, porque en el Plateau Rosa existe un centro de esquí veraniego, que aprovecha las nieves del glaciar incluso en agosto.

Por lo tanto, una vez comenzamos la ruta, y durante su primer tramo, nos vemos obligados a caminar entre los remontes y pistas de esquí, hasta alcanzar el Plateau del Breithorn, a unos 3.800 m, donde se acaban los artilugios mecánicos. Desde aquí la ascensión no da lugar a dudas, atravesar el enorme rellano helado hasta el Collado Breithorn, y desde aquí seguir las huellas de la ruta normal, que hace un par de zig-zag por la ladera que tenemos sobre nuestras cabezas, hasta llegar a la cumbre, o bien, desviandose un poco hacia la derecha, alcanzar el collado que separa el Breithorn occidental, o cumbre principal (4.165 m), del Breithorn central, algo más bajo, y una vez allí, coger a nuestra izquierda, la arista que conduce a la cima. Eso si, esta opción es más complicada; la arista puede impresionar, y no admite un error; es estrecha y tanto hacia la ladera sur, como especialmente hacia el norte, tenemos cientos de metros de caída.

Una buena opción, si no hace viento y las condiciones son buenas, es subir por el collado y la arista oriental, y bajar por la ruta normal. Esta fué la ruta que nosotros hicimos.

Por último, una aclaración; el hecho de que este sea uno de los cuatromiles más asequibles no significa que esté exento de peligros ni de dificultades, ni que podamos ir sin tomar las precauciones necesarias.

No podemos olvidar la altura a la que estamos, lo que implica, por ejemplo, frio, bastante frio. En nuestro caso, a pesar de tener un sol radiante y ni una sola nube, es decir un dia privilegiado, tuvimos que usar guantes y forro polar grueso, en pleno mes de agosto. No quiero imaginar lo que puede ser aquello con un buen marrón sobre nuestras cabezas... Marrón que no es extraño que se monte, porque no hace falta decir que la meteorologia en la montaña es bastante variable (de hecho el día siguiente al de nuestra ascensión el tiempo estaba bastante más inestable).

Además, el hecho de usar los remontes para comenzar a caminar a gran altura, tiene un inconveniente; nuestro cuerpo no se aclimata a la altitud y podemos sufrir las consecuencias, que se pueden traducir en agotamiento o dolor de cabeza, en el mejor de los casos.

Ni que decir tiene que el plateau glaciar bajo la cumbre, con niebla, sin referencias y en terreno casi llano, es el lugar ideal para perderse, pero sobre todo, tampoco hay que olvidar que estamos en un glaciar.... Un glaciar poco agrietado y muy frecuentado, por lo que la ruta a seguir, generalmene estará clara por las pisadas de los que nos precedieron, pero es un glaciar al fin y al cabo, y... ¿Quien nos asegura que esa nieve que oculta una grieta y que ha soportado el paso de miles de personas no va a ceder justo en la  mil y una?... O sea, a nuestro paso

Por eso hay que ir equipados con el material necesario (piolet, crampones, arnes, cuerda, etc...) y sobre todo, tener los conocimientos suficintes para usarlos y atravesar un terreno glaciar con seguridad, o en su defecto, contratar los servicios de un guia. En nuestro caso acudimos a la Asociación de Guías del Cervino, donde nos proporcionaron tanto el guía como el material necesario.

En definitiva, una bonita y asequible actividad, tomando las precauciones necesarias, que esperemos que sirva para que dentro de poco tiempo podamos hablar de un segundo cuatromil, un tercero, un cuarto....

 Os dejamos con unas fotos de la ascensión; ¡ Que las disfrutéis!

Texto: Hermano Mero

Fotos: Hermano Mero y Hermana Cabra

Música: Frozen (Madonna)

Croquis: Google Earth

 

ESQUI NÓRDICO EN EL SUR

ESQUI NÓRDICO EN EL SUR No parece que el adjetivo “nordico” cuadre mucho con las tierras de Almería, sin embargo, y aunque parezca mentira, en los límites de esta provincia, con la de Granada, en el Puerto de la Ragua, podemos encontrar una estupenda estación de esquí nórdico, sin ninguna duda, la mejor que podemos encontrar, para practicar este deporte en nuestro país, de Pirinéos para abajo.

marquesado de zenete desde la raguaLa Ragua está situada en el Parque Nacional de Sierra Nevada, relativamente lejos y al este del Veleta, Mulhacen, Alcazaba y demás tresmiles que hacen de techo a esta cadena, a pesar de lo cual el puerto tiene la respetable altura de 2.034 m sobre el nivel del mar. Además, este paso, el más importante de los que comunican la comarca de las Alpujarras, al sur, con el Marquesado de Zenete, al norte, está flanqueado por montañas como el Morrón del Mediodía (2.756m), el San Juan (2.788m) o el Chullo (2.610m), máxima altura de Almería y objetivo muy común de montañeros y esquiadores de travesía.

Aunque la Ragua tiene enormes posibilidades para todo tipo de actividades relacionadas con la montaña y el turismo, nos vamos a centrar en el esquí de fondo, deporte para cuya práctica la estación cuenta con diversas infraestructuras.

la raguaEn pleno puerto, y cerca del centro de información, se alza el albergue, construido en madera, pero del que desgraciadamente se podría sacar mucho más partido, dado que actualmente solo abre para grupos organizados, por lo que si somos pocos y queremos dormir bajo cubierto, tendremos que ir olvidándonosde de hacerlo en el mismo puerto. Sin embargo el inconveniente tampoco es demasiado grave; tanto por el lado de la Alpujarra, como por el del Marquesado, nos será facil encontar alojamiento.

Lo que si podemos encontrar en la misma Ragua es servicio de bar y restaurante, aunque eso si, nuestro bolsillo nos agradecerá que nos subamos el "bocata" hecho. También, en el mismo edificio del albergue alquilan equipos de esquí y tenemos la posibilidad de recibir clases y cursos para iniciarnos o para mejorar nuestra técnica... En definitiva, ¿que más queremos para ser plenamente felices, salvo que haya kilómetros  de nieve?

esqui en la raguala ragua 

Respecto a este último aspecto, las pistas pueden llegar a sumar un máximo de 40 km repartidos en diversos circuitos, si bien rara vez podremos encontarnos este dominio esquiable abierto al 100%:

esquiando en la ragua- Circuito de Bayárcal, con 5,5 Km. de recorrido circular.

- Circuito de Ferreira, con 7,5 Km. de recorrido circular, y varias variantes de enlace.

- Pista de Laroles, con 2 Km. de recorrido lineal.

- Pista de la Laguna Seca, con 11 Km. de recorrido lineal. (Multiuso). Solo cuando las condiciones lo permiten se pisa en su totalidad.

- Pista cara norte del Chullo, 9 Km. cuando la nieve lo permite.

- Pista al Hornillo, 5 Km., cuando la nieve lo permite.

PLANO RAGUA

De todos estos circuitos, los más interesantes son los de Bayárcal y Ferreira, con un entretenido recorrido, mediana dificultad (en su mayor parte verde y azul, con algunos tramos rojos) y que transcurren en su totalidad entre el denso pinar que cubre las cercanías del puerto, lo que no impide tener estupendas vistas sobre las cumbres cercanas de cuando en cuando.

fatima en la raguasuni en la ragua

En cuanto a los accesos, estos son por la estrecha carretera que, desde La Calahorra, por la ladera norte, o Bayárcal y Laroles, desde el sur ascienden y cruzan el mismo puerto.

en la raguaPara terminar, solo dos consejos,  por un lado, antes de acercarnos consultar el estado de las pistas, bien en la web oficial del puerto (que no siempre está actualizada), o mejor, en el activo foro de esquí de fondo de Nevasport... No hay que olvidar la latitud en la que estamos y no querríamos llegar allí y encontarnos sin nieve, ¿verdad?

El segundo consejo es no dejar de visitar, si tenemos la oportunidad, los pueblos de la Alpujarra, la Calahorra y el espectacular castillo renacentista de los Mendoza, o la cercana Guadix.  Sierra Nevada está repleta de historia, arte y lugares que visitar, desde la monumental Alhambra, hasta las callejuelas y tináos de los pueblos blancos.

ALOJAMIENTOS:

Hotel La Bella (La Calahorra): Tlfn. 958 67 72 41. Sencillo y barato. Cómodo, limpio y bien situado para subir a esquiar.

La posada del Arriero (Carretera de Bayárcal a la Ragua): tlfn. 952583945. Más caro, pero muy, muy, muy bonito.

telemark?caída

Texto. Hermano Mero

 Fotos: Cesar y Hermano Mero.

AL ESPIGÜETE POR LA CRESTA ORIENTAL

AL ESPIGÜETE POR LA CRESTA ORIENTAL Aquel domingo de julio amaneció con nubes y claros. El día anterior había sido gris y nos llovió en la ascensión a la Peña de Santa Lucia, buen mirador por el sur del Curavacas y Vidrieros. La mañana era fresca, y tras un buen desayuno cogimos el coche hasta Cardaño de Abajo.

Anduvimos los primeros tres cuartos de hora por la carretera a Cardaño de Arriba hasta el puente Mazorras. Entramos en el valle del mismo nombre esperando ver un cartel luminoso que dijera “Al Espigüete”, o por lo menos algún hito. La ingenuidad nos costó desviarnos hacia el norte por un tramo de campo a través, hasta enlazar un poco más arriba con el sendero de la arista, que en ese punto es muy abierta, vamos que es una loma. Dedujimos que es conveniente izarse un poco antes, casi nada más superar un espacio de aparcamiento que hay al borde de la carretera.

Una vez en ruta vamos poco a poco tocando piedra. Las vista se abren. Ya distinguimos el Pico Murcia, el Tres Provincias y delante de nosotros y en lo alto, la primera cota sin nombre de la arista. Hacia ella nos encaminamos sin dificultades.

Al bordearla por nuestra derecha apreciamos el desnivel hacia el norte. Podemos distinguir el refugio de Mazobres, punto de partida de la vía por la canal norte, que no es todavía la que tenemos a nuestra derecha. La arista se pone por fin más escarpada. Tras un tramo horizontal que cada uno hace por donde le pide el cuerpo y con un paso de trepada en descenso, llegamos al pie de lo que Alejos en su guía llama "El Muro".

Desde más atrás habíamos divisado a los que nos antecedían, superándolo. Parecía que estuvieran colgados en el abismo. Alguno pensó en sacar la cuerda que, como precavidos que somos, habíamos subido. Una vez en la base vimos que tenía muchas fisuras, pero hicimos trampa y nos dimos cuenta de que por su derecha era superable, ascendiendo con cuidado por pequeños muretes y mucha piedra suelta. Pronto se hacía más firme, y tras algún espoloncete llegamos a la cumbre oriental.

De la occidental nos separaba un tramo escarpado en descenso por una chimenea, más bien a la izquierda desde la cumbre; un pequeño destrepe y sin llegar a lo que es la pedrera de la canal, nos vamos a nuestra izquierda retomando la arista que nos lleva al susodicho collado entre las dos cumbres. Luego sólo quedaba la subida desde el collado de la canal norte por ancha arista, hasta la cumbre occidental.

Arriba compartimos la cima con gente de Vitoria y un peculiar trío, formado por dos colegas de Albacete y un paisano, una especie de Cainejo, enjuto y entrado en años, que ejercía de guía habitual de los albaceteños. No le vimos en acción, pero debía de trepar como los ángeles, o sea, que seguramente volaba.

Aunque el día no era muy claro, las vistas eran muy extensas: Murcia, Peña Prieta, Curavacas, Montes de Riaño, Pico del Fraile, la Peña de Santa Lucía del día anterior y otros muchos al oeste, más en la lejanía.

Para el descenso elegimos la vía de la Pedrera por la cara sur, que nos llevaría hasta Cardaño de Abajo. Para ello hay que regresar al anterior collado y empezar a descender a nuestra derecha. La pendiente es fuerte y las piedras de todos los tamaños, abundando ése que justamente no te permite deslizarte con comodidad y seguridad, como si fueras esquiando... Así que con especial cuidado vamos perdiendo altura, hasta llegar a un punto en el que ya se podía ir bordeando a nuestra izquierda, por debajo de las paredes.

Así llegamos hasta una loma que, de bordearla, abandonándola en su comienzo por un sendero a mano izquierda, nos llevaría a Cardaño por arriba. Nosotros la continuamos hacia el sur, evitando los jarales y brezales que empiezan a surgir en lugar de las piedras, atravesando una pista en una ocasión, para que la segunda vez que la atravesamos, la tomemos a nuestra izquierda, ya en unas campas, llevándonos hasta Cardaño.

Poco antes, girándonos, contemplaremos la inmensa cara sur de la montaña, que por cierto desmerece en las fotos, y nos relamemos pensando en el estupendo recorrido que hemos realizado por la arista. En el pueblo, cervecita al canto y de vuelta para la urbe.

DURACIÓN: Unas 8 horas, dependiendo de la soltura que tengamos en terrenos escarpados y pedreras.
DIFICULTAD: Sin nieve, pequeñas trepadas y una inclinada y larga canal. Recorrido muy aéreo.
CROQUIS 3D (GOOGLE EARTH)

Texto: José Manuel ("Aragonian Psycho")
Fotos: Aragonian Psycho y Hermano Mero

Lago de Sanabria y Laguna de Carros

Lago de Sanabria y Laguna de Carros

Si por algo se caracteriza la comarca de Sanabria es por la profusión de lagos y lagunas que pueblan sus valles y sierras; comenzando por el homónimo Lago de Sanabria, el mayor de origen glaciar que podemos encontrar en la península Ibérica y continuando por la Laguna de los Peces, de las Yeguas, Truchillas, y una multitud más, que hacen de esta tierra el más importante conjunto lacustre de origen glaciar de la península ibérica, si excluimos los existentes en la Cadena Pirenaica.

En la excursión que aquí se propone tendremos la oportunidad de conocer la principal de estas formaciones, la que constituye el ya mencionado Lago de Sanabria, cuya imponente presencia nos acompañará durante toda la marcha, y otra laguna mucho más modesta y desconocida; la Laguna de Carros. Si además tenemos el acierto de elegir el Otoño o la primavera para realizar esta excursión, podremos disfrutar de la belleza de uno de los mejores bosques que he tenido la oportunidad de conocer.

Nuestro punto de partida será Ribadelago Nuevo, población que tiene su origen en el desastre que supuso la rotura, en la década de los cincuenta del pasado siglo, de la presa de Vega de Tera, aguas arriba de la garganta del mismo nombre, y que provocó la destrucción parcial del pueblo de Ribadelago Viejo, así como la muerte y desaparición de muchos de sus habitantes. A raíz de este suceso se construyó el nuevo núcleo de población, con un gusto mas que dudoso y aplicando unos criterios estéticos más propios de Torremolinos que de una aldea de montaña.

En cualquier caso, para olvidar este horror urbanístico solo tendremos que aparcar nuestro coche en la plaza del pueblo y comenzar a andar por la calle que nace frente a la iglesia y que se dirige ladera arriba. A los pocos metros, esta calle se convierte en un ancho camino y se bifurca en dos; el ramal de la izquierda, señalizado con marcas amarillas, será el que usaremos para nuestro regreso, pero mientras tanto, debemos coger el de la derecha, que con considerable inclinación nos llevará en pocos minutos hasta un depósito de agua.

Nuestro camino no tiene pérdida posible, estando como está, rodeado por un bosque de una densidad tal, que hace casi imposible que podamos abandonarlo. Así, entre castaños, avellanos y sobre todo robles, o Carballos, como los llaman por estas tierras, iremos cogiendo altura en sucesivos zig-zag.

A los cuarenta minutos de marcha, aproximadamente, el camino se vuelve menos claro, hasta convertirse en una senda, si bien en ningún momento se hace difícil de seguir. De esta forma, llegaremos, en algo menos de una hora, desde que comenzamos a andar, a un cruce de caminos que será clave a la hora de regresar.

En este cruce podemos ver que la senda por el que veníamos se une a un ancho camino que de izquierda a derecha sube por la ladera de la montaña. Tomaremos este camino en sentido ascendente, el cual, en unas cuantas revueltas mas, pasará al lado de un amplio prado.

Es en este punto donde debemos abandonar nuestro camino, para atravesar el prado en busca de un sendero, que al fondo del mismo, y hacia nuestra izquierda, nos llevará hacia el collado que ya podemos observar en esa dirección. En caso de duda podemos dejarnos guiar por las señales amarillas que desde el cruce que mencionamos en el párrafo anterior, hemos ido encontrando cada cierto tiempo.

Una vez localizado el sendero al fondo del prado, debemos dirigirnos hacia el marcado collado que se abre hacia el Este, y que nos dará paso a la pequeña vaguada que alberga la Laguna de Carros. Desde el pueblo hasta la misma laguna habremos tardado aproximadamente hora y media.

Esta laguna, aunque de pequeñas proporciones, es de gran belleza, sobre todo si la visitamos en época de lluvias, cuando estará en su plenitud. Justo encima de ella, y a poca distancia, se encuentra el Pico Bubela, el cual es posible visitar, sin que esto suponga demasiado esfuerzo.

Sin embargo, para llegar a su cumbre no es muy aconsejable intentar subir directamente desde la laguna, salvo que, como buenos masoquistas, nos guste dejarnos la piel en la maraña de arbustos que defienden el pico. En lugar de esto, es mejor retroceder hasta el collado anterior a la laguna y desde allí, por sendero balizado en amarillo, ascender por la ladera en dirección oeste.

Pronto dejaremos atrás el bosque y nos daremos cuenta de que nos estamos alejando de la cumbre, pero atajar es imposible, salvo que, de nuevo, queramos ver nuestra piel marcada de arañazos, gracias a la generosa vegetación. En vez de esto, es aconsejable parar de vez en cuando para admirar el inmenso paisaje que se abre ante nosotros.

Cuando, por fin, lleguemos a lo mas alto de la loma, nos encontraremos en los Altos de Bubela. Para llegar al pico del mismo nombre, solo nos queda cambiar de dirección y recorrer hacia el Este el cordal, prácticamente horizontal, sobre el que nos encontramos. No existe camino, aunque si multitud de sendas abiertas por el ganado, que nos serán de bastante ayuda.

Nuestra cumbre del día, unida a los Altos de Bubela, por un collado poco marcado, realmente no está formada por un único pico, sino por tres, separados entre sí, por un prado encharcado y completamente llano. El más alto, y al que nosotros subimos, fue el más cercano, de los dos situados al norte. Este está formado por un conjunto de bloques rocosos superpuestos, que apenas nos requerirán del uso de las manos, para llegar hasta su cima. Desde la laguna de Carros hasta aquí habremos tardado de una hora a una hora y media de marcha.

Las vistas son una verdadera recompensa a nuestro esfuerzo; hacia el norte toda la Sierra de la Cabrera y Sierra Segundera, con la Cumbre de Peña Trevinca, destacando entre las demás. Mas cerca de nosotros el Cañón del Tera, y a nuestros pies, el lago de Sanabria, del que podremos admirar sus impresionantes dimensiones. La laguna de Carros, también bajo nosotros, a su lado no parece mas que una pequeña charca.

Hacia el Sur se abre el valle de Sotillo, con su impresionante cascada, que a pesar de la lejanía venimos viendo (y oyendo) desde que llegamos a los altos de Bubela. Con toda seguridad las vistas de este valle serán mucho mejores desde el Pico Sur, bastante mas agreste que este sobre el que nos encontramos, aunque, cuando nosotros hicimos esta excursión, la falta de tiempo nos impidió subirlo.

Una vez hayamos descansado y disfrutado del paisaje, solo nos quedará deshacer el camino andado, hasta el cruce sobre el que llamamos la atención durante nuestra ascensión desde el pueblo. En este punto no tomaremos el sendero que usamos anteriormente para subir hasta aquí, sino que continuaremos por el ancho camino por el que ahora estamos bajando, mucho más marcado y que pronto, tras el rellano en el que se encuentra el cruce, vuelve a descender de forma decidida.

Hay un punto en el que una flecha amarilla nos indica que abandonemos el camino por nuestra izquierda. No hay que hacerla caso. En su lugar continuad por nuestra senda, que a partir de este punto, completamente abandonado y cubierto por una especie de techo de vegetación, parece mas bien una torrentera, incómoda por la cantidad de piedra suelta y la inclinación que tiene. No hay de que preocuparse. Pronto llegaremos a un rellano en el que el firme vuelve a mejorar.

Hay alguna pequeña subida que puede hacernos dudar que hayamos elegido la dirección correcta, pero pronto comenzaremos a descender de forma decidida hacia las orillas del Lago de Sanabria, que a ratos se deja ver, cuando la espesura del bosque lo permite.

Durante la bajada daremos varias vueltas y revueltas, por las zetas que forma el camino, hasta que lleguemos a una pradera cerrada por un murete de piedra, situada en una especie de collado. Al final del muro el camino, gira a la izquierda y comienza la última bajada. Vemos los tejados de Ribadelago muy cerca, para finalmente llegar al cruce que encontramos nada mas comenzar esta excursión. Giramos a nuestra derecha y nos topamos con las primeras casas del pueblo, con lo que daremos por finalizada esta ruta.

DIFICULTAD: Baja, adecuada para cualquier senderista medianamente acostumbrado a andar.

TIPO DE TERRENO: Caminos bien marcados y senderos. Tan solo en algún punto hay que prestar atención para no confundirnos.

HORARIO: De cuatro y media, a cinco horas de andar.

OTRAS ACTIVIDADES: En Sanabria podemos realizar multitud de excursiones; desde visitar la Cascada o la Laguna de Sotillo, hasta recorrer la Garganta de Tera, pasando por realizar alguna de las ascensiones de la zona, destacando las cumbres de Peña Trevinca, Faeda o Vizcondillo. También podemos visitar el Monasterio de San Martín de Castañeda, la arquitectura rural de la zona, o la monumental Puebla de Sanabria.

Texto y fotos: Hermano Mero.FOTOS DE LA RUTA Y ALREDEDORES