AL ESPIGÜETE POR LA CRESTA ORIENTAL
Aquel domingo de julio amaneció con nubes y claros. El día anterior había sido gris y nos llovió en la ascensión a la Peña de Santa Lucia, buen mirador por el sur del Curavacas y Vidrieros. La mañana era fresca, y tras un buen desayuno cogimos el coche hasta Cardaño de Abajo.
Anduvimos los primeros tres cuartos de hora por la carretera a Cardaño de Arriba hasta el puente Mazorras. Entramos en el valle del mismo nombre esperando ver un cartel luminoso que dijera “Al Espigüete”, o por lo menos algún hito. La ingenuidad nos costó desviarnos hacia el norte por un tramo de campo a través, hasta enlazar un poco más arriba con el sendero de la arista, que en ese punto es muy abierta, vamos que es una loma. Dedujimos que es conveniente izarse un poco antes, casi nada más superar un espacio de aparcamiento que hay al borde de la carretera.
Una vez en ruta vamos poco a poco tocando piedra. Las vista se abren. Ya distinguimos el Pico Murcia, el Tres Provincias y delante de nosotros y en lo alto, la primera cota sin nombre de la arista. Hacia ella nos encaminamos sin dificultades.
Al bordearla por nuestra derecha apreciamos el desnivel hacia el norte. Podemos distinguir el refugio de Mazobres, punto de partida de la vía por la canal norte, que no es todavía la que tenemos a nuestra derecha. La arista se pone por fin más escarpada. Tras un tramo horizontal que cada uno hace por donde le pide el cuerpo y con un paso de trepada en descenso, llegamos al pie de lo que Alejos en su guía llama "El Muro".
Desde más atrás habíamos divisado a los que nos antecedían, superándolo. Parecía que estuvieran colgados en el abismo. Alguno pensó en sacar la cuerda que, como precavidos que somos, habíamos subido. Una vez en la base vimos que tenía muchas fisuras, pero hicimos trampa y nos dimos cuenta de que por su derecha era superable, ascendiendo con cuidado por pequeños muretes y mucha piedra suelta. Pronto se hacía más firme, y tras algún espoloncete llegamos a la cumbre oriental.
De la occidental nos separaba un tramo escarpado en descenso por una chimenea, más bien a la izquierda desde la cumbre; un pequeño destrepe y sin llegar a lo que es la pedrera de la canal, nos vamos a nuestra izquierda retomando la arista que nos lleva al susodicho collado entre las dos cumbres. Luego sólo quedaba la subida desde el collado de la canal norte por ancha arista, hasta la cumbre occidental.
Arriba compartimos la cima con gente de Vitoria y un peculiar trío, formado por dos colegas de Albacete y un paisano, una especie de Cainejo, enjuto y entrado en años, que ejercía de guía habitual de los albaceteños. No le vimos en acción, pero debía de trepar como los ángeles, o sea, que seguramente volaba.
Aunque el día no era muy claro, las vistas eran muy extensas: Murcia, Peña Prieta, Curavacas, Montes de Riaño, Pico del Fraile, la Peña de Santa Lucía del día anterior y otros muchos al oeste, más en la lejanía.
Para el descenso elegimos la vía de la Pedrera por la cara sur, que nos llevaría hasta Cardaño de Abajo. Para ello hay que regresar al anterior collado y empezar a descender a nuestra derecha. La pendiente es fuerte y las piedras de todos los tamaños, abundando ése que justamente no te permite deslizarte con comodidad y seguridad, como si fueras esquiando... Así que con especial cuidado vamos perdiendo altura, hasta llegar a un punto en el que ya se podía ir bordeando a nuestra izquierda, por debajo de las paredes.
Así llegamos hasta una loma que, de bordearla, abandonándola en su comienzo por un sendero a mano izquierda, nos llevaría a Cardaño por arriba. Nosotros la continuamos hacia el sur, evitando los jarales y brezales que empiezan a surgir en lugar de las piedras, atravesando una pista en una ocasión, para que la segunda vez que la atravesamos, la tomemos a nuestra izquierda, ya en unas campas, llevándonos hasta Cardaño.
Poco antes, girándonos, contemplaremos la inmensa cara sur de la montaña, que por cierto desmerece en las fotos, y nos relamemos pensando en el estupendo recorrido que hemos realizado por la arista. En el pueblo, cervecita al canto y de vuelta para la urbe.
DURACIÓN: Unas 8 horas, dependiendo de la soltura que tengamos en terrenos escarpados y pedreras.
DIFICULTAD: Sin nieve, pequeñas trepadas y una inclinada y larga canal. Recorrido muy aéreo.
CROQUIS 3D (GOOGLE EARTH)
Texto: José Manuel ("Aragonian Psycho")
Fotos: Aragonian Psycho y Hermano Mero
Anduvimos los primeros tres cuartos de hora por la carretera a Cardaño de Arriba hasta el puente Mazorras. Entramos en el valle del mismo nombre esperando ver un cartel luminoso que dijera “Al Espigüete”, o por lo menos algún hito. La ingenuidad nos costó desviarnos hacia el norte por un tramo de campo a través, hasta enlazar un poco más arriba con el sendero de la arista, que en ese punto es muy abierta, vamos que es una loma. Dedujimos que es conveniente izarse un poco antes, casi nada más superar un espacio de aparcamiento que hay al borde de la carretera.
Una vez en ruta vamos poco a poco tocando piedra. Las vista se abren. Ya distinguimos el Pico Murcia, el Tres Provincias y delante de nosotros y en lo alto, la primera cota sin nombre de la arista. Hacia ella nos encaminamos sin dificultades.
Al bordearla por nuestra derecha apreciamos el desnivel hacia el norte. Podemos distinguir el refugio de Mazobres, punto de partida de la vía por la canal norte, que no es todavía la que tenemos a nuestra derecha. La arista se pone por fin más escarpada. Tras un tramo horizontal que cada uno hace por donde le pide el cuerpo y con un paso de trepada en descenso, llegamos al pie de lo que Alejos en su guía llama "El Muro".
Desde más atrás habíamos divisado a los que nos antecedían, superándolo. Parecía que estuvieran colgados en el abismo. Alguno pensó en sacar la cuerda que, como precavidos que somos, habíamos subido. Una vez en la base vimos que tenía muchas fisuras, pero hicimos trampa y nos dimos cuenta de que por su derecha era superable, ascendiendo con cuidado por pequeños muretes y mucha piedra suelta. Pronto se hacía más firme, y tras algún espoloncete llegamos a la cumbre oriental.
De la occidental nos separaba un tramo escarpado en descenso por una chimenea, más bien a la izquierda desde la cumbre; un pequeño destrepe y sin llegar a lo que es la pedrera de la canal, nos vamos a nuestra izquierda retomando la arista que nos lleva al susodicho collado entre las dos cumbres. Luego sólo quedaba la subida desde el collado de la canal norte por ancha arista, hasta la cumbre occidental.
Arriba compartimos la cima con gente de Vitoria y un peculiar trío, formado por dos colegas de Albacete y un paisano, una especie de Cainejo, enjuto y entrado en años, que ejercía de guía habitual de los albaceteños. No le vimos en acción, pero debía de trepar como los ángeles, o sea, que seguramente volaba.
Aunque el día no era muy claro, las vistas eran muy extensas: Murcia, Peña Prieta, Curavacas, Montes de Riaño, Pico del Fraile, la Peña de Santa Lucía del día anterior y otros muchos al oeste, más en la lejanía.
Para el descenso elegimos la vía de la Pedrera por la cara sur, que nos llevaría hasta Cardaño de Abajo. Para ello hay que regresar al anterior collado y empezar a descender a nuestra derecha. La pendiente es fuerte y las piedras de todos los tamaños, abundando ése que justamente no te permite deslizarte con comodidad y seguridad, como si fueras esquiando... Así que con especial cuidado vamos perdiendo altura, hasta llegar a un punto en el que ya se podía ir bordeando a nuestra izquierda, por debajo de las paredes.
Así llegamos hasta una loma que, de bordearla, abandonándola en su comienzo por un sendero a mano izquierda, nos llevaría a Cardaño por arriba. Nosotros la continuamos hacia el sur, evitando los jarales y brezales que empiezan a surgir en lugar de las piedras, atravesando una pista en una ocasión, para que la segunda vez que la atravesamos, la tomemos a nuestra izquierda, ya en unas campas, llevándonos hasta Cardaño.
Poco antes, girándonos, contemplaremos la inmensa cara sur de la montaña, que por cierto desmerece en las fotos, y nos relamemos pensando en el estupendo recorrido que hemos realizado por la arista. En el pueblo, cervecita al canto y de vuelta para la urbe.
DURACIÓN: Unas 8 horas, dependiendo de la soltura que tengamos en terrenos escarpados y pedreras.
DIFICULTAD: Sin nieve, pequeñas trepadas y una inclinada y larga canal. Recorrido muy aéreo.
CROQUIS 3D (GOOGLE EARTH)
Texto: José Manuel ("Aragonian Psycho")
Fotos: Aragonian Psycho y Hermano Mero
7 comentarios
Hermano Mero -
Claro, que todo depende de donde tengamos cada uno puesto nuesto 10, si en el K2, en el Aneto, o en Peñalara...
Volvemos al tema de la subjetividad...
Hermano Mero -
Creo que decir si algo en montaña es o no peligroso es muy subjetivo, porque hasta la actividad más facil puede llegar a serlo.
En mi opinión, yo diría que si, que el Espigüete es peligroso.
Hermano Mero -
En cuanto a lo de alguna montaña similar por Pirineos, la ruta que hicimos me recordó bastante a otra que hice, en compañía de la Hermana Rana, hace bastantes años, la subida al Pedraforça por el Collado de Verdet, bajando luego por la canal de la... ¿se llama Enforcadura?... No recuerdo.
BUeno, en cualquier caso se parece bastante por el tipo de terreno y por la dificultad del itinerario.
Imagino que el Pedraforça te pilla bastante más cerca
Galván -
Itsaso -
Campaspero -
Mario P. -