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HERMANO MERO & HERMANA CABRA

El último coloso

El último coloso

Se llamaba "Camille", y era el último oso auctóctono de los Pirineos... Era un superviviente: el último de una especie que había residido en aquí desde mucho antes que el hombre hiciera acto de presencia.

Ahora lo dan por muerto. El último indicio que se tuvo de él fue el 5 de febrero de este mismo año. Unas cámaras ocultas en el monte desvelaron que aún seguía vagando, inexorablemente condenado a permanecer solo, por las profundidades de los bosques pirenaicos aragoneses, franceses y navarros... Pero, tras 9 meses, no se ha encontrado ninguna pista, huella o deposición del oso.., no se ha registrado ningún "ataque" suyo a ninguna colmena, ni se le ha podido registrar en fotografía alguna.

Los expertos lo dan, casi con seguridad, por muerto. "Camille" tenía 20 años a sus espaldas, y sarna: una enfermedad de la piel causada por un ácaro parásito, el Sarcoptes scabiei. La sarna es muy contagiosa, y afecta a animales como las cabras montesas, los rebecos, los ciervos, los lobos o, como en este caso, los osos, diezmando en ocasiones de manera brutal sus poblaciones en libertad. Efectivamente: en infestaciones graves son siempre catastróficas entre la fauna salvaje.

Dicen que se está intentando reinsertar en el Pirineo ejemplares eslovenos de oso, que no pertenecen a una subespecie diferente a la que había... Pero la iniciativa se está encontrando, desde el principio, con el rechazo de los ganaderos de la zona, que ven peligrar sus explotaciones por los posibles ataques de estos plantígrados.

Ecologistas en Acción informa de que diferentes grupos de defensa de la naturaleza ya habían anunciado largamente lo que denominaban como "el más negro de los presagios", y acusan de la más que probable muerte del oso a "la negligencia de las administraciones navarra y aragonesa". Culpan a la primera de llevar a cabo un obsoleto plan de recuperación de la especie, en el que se contemplan "medidas inadecuadas para su conservación"; y a la aragonesa, de "inexplicable desidia e incumplimiento" en la elaboración de un plan de recuperación del oso pirenaico, al que está obligada desde hace 19 años por el reglamento de 1991, que desarrollaba la antigua Ley 4/89 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre.

Hace una semana tan sólo, vi un reportaje en Madrid Directo (el conocido programa de la televisión autonómica de la Comunidad de Madrid), en el que un ganadero mostraba varios cadáveres de ovejas abatidas por lobos en nuestras sierras... El lobo, ese otro gran superviviente que poco a poco (ni sé cómo) ha ido recuperando terreno en nuestros montes más cercanos a la capital, había acabado con la vida de la enorme y trascendental suma de.., ¡21 ovejas! El ganadero razonaba que, como la Administración no le iba a restituir el dinero por el ganado muerto, tan sólo esperaba ya que, al menos, se le diera un "permiso especial" para abatir lobos (este animal es una especie protegida en todo el territorio nacional) si los "pillaba" atacando a sus ovejas para alimentarse. ¡Félix, si levantaras ésa tu cabeza de carnero, no sé lo que harías! Probablemente, conociendo el arquetipo, algo así como sacarles los sesos a cabezazos.

Hace unos meses, caminando por el interior de un hayedo leonés, muy cerca de un pueblo, nos acojonamos bastante al detectar en nuestro propio camino las huellas, grandes y bien marcadas, de un ejemplar de oso adulto (luego nos enteramos que era una hembra)... Hace un mes casi, en Cantabria, tuvimos que evitar ciertas zonas muy montañosas porque existía la posibilidad de toparnos con el oso. El fin de semana pasado, en la Sierra Pobre de Madrid, pudimos ver a un zorro absolutamente destripado, pero no devorado.., posiblemente presa del ataque de lobos que, como ya sabréis, matan a los zorros porque son la competencia en el mismo nicho ecológico de supervivencia, pero no se los comen (no sabemos si porque lo considerarán, o no, una especie de "canibalismo", al tratarse de cánidos como ellos).

No oculto que ahora voy con cierto miedo por algunas zonas de montaña, siguiendo algunas rutas o caminos en los que normalmente no nos cruzamos ni con Dios. ¿Pero qué quieren que les diga? Si tengo que evitar ciertos lugares, dar un rodeo, o desistir de meterme en algunos brañales o bosques protegidos, lo haré. Al fin y al cabo nosotros, los "seres racionales", somos muchos (algunos dicen que casi una plaga).., y ellos pocos, mal protegidos, eternamente perseguidos y "ejecutados" como alimañas.., y además, ¡qué coño!: somos nosotros los "extranjeros en tierra extraña", los que nos vamos de vacaciones a invadir lo que todavía, a pesar de la opinión de algunos torpes e indocumentados, es y será siempre "su casa".

Así que de esta manera, viejo, solo y enfermo, desaparece el último ejemplar de oso auctóctono de los Pirineos... ¡Vamos cojonudamente, oigan! Ésta es la foto de su último invierno, en el que su rostro muestra los signos claros de la enfermedad, cuando se disponía a dar buena cuenta de la carroña de un jabalí. La historia de este oso me llega al alma, porque el animal vagaba solo desde que, en 2004, un cazador furtivo francés se cargara a su compañera "Cannelle", la última hembra reproductora de la subespecie. Sería que le molestaba mucho, al gabacho, la osa pirenaica.., ¡vamos!

Los he visto de cerca en Cabañeros, en cautividad: dieciséis magníficos ejemplares pude contar y admirar a principios de octubre en una amplísima instalación (pero prisioneros del hombre, al fin y al cabo). Animales impresionantes, de rugido atronador y fuerza indescriptible. Tótems de nuestros ancestros, representantes de la fuerza vital desgarradora y atávica de nuestra madre, la Naturaleza. Sagrados para pueblos más viejos y más sabios que nosotros, poderosos señores de las inmensidades naturales.

Ahí los tenemos.., todavía...

Una especie que no respeta el sagrado suelo que pisa, no sé si tiene derecho a seguir viviendo. Una especie que degrada y escupe sobre la misma tierra que le da de comer, no tiene derecho a llamarse "el amo del mundo".

En fin.., que luego se me sube la bilis, y me han dicho que es malo para mi salud.

¡Saluditos, amig@s!

2 comentarios

Andrómeda -

No, no: en España no empezamos a ser racistas cuando empezamos a tener inmigración. En España empezamos a ser racistas cuando empezó la "crisis", y ya no "ganamos tanto".., así que ahora no nos interesan los esclavos que ganan poco pero sí "chupan" de las arcas de todos...

Menuda sociedad de mierda; no sé si vendrá el 2012 ése, pero apuesto a que nos lo merecemos.

Y sí; ahora son bichos protegidos, ahora no. ¿En qué quedamos? Esto es lo de siempre: "donde dije Digo, digo Diego". Menudo cachondeo generalizado, como para fiarte del vecino.

Lo dicho.., ¿espíritu de Félix? Jajaja: aquí de todo, y de todos, se hace enseguida una serie de opereta, a lo "Águila Roja", y santas pascuas. O peor: al estilo de la "historia de amor" de mi ex-compañera, la Leti...

¡Vivir para ver! Estoy viendo que hacen un documental del oso, y todos llorando.., y al día siguiente, se acabó. ¡Pero si nos importa un bledo en el fondo, hombre! ¿A qué tanto fingir!

Un besito! Pues ya ves, estoy en fase activa del modo escribiente, jejejejee ;-)

Hermano Mero -

Que pena por dios...

Pero bueno. Me temo que en esto de la protección de especies "peligrosas", o de alimañas, como se decía antes, pasa como con el racismo; en España nadie era racista hasta que empezamos a tener inmigración.

Pues con esto igual; todo el mundo defiende al lobo y al oso siempre y cuando sean unos "pobrecitos", que estan casi extinguidos, o en el mejor de los casos en el zoológico de turno.

Ahora... Todo cambia cuando nos tocan las habichuelas, en ese caso vuelve a ser la alimaña de siempre.

Ya veremos que pasa cuando por fin se reconozca la evidencia de que en Guadarrama hay lobos y empiece a haber encontronazos con ganaderos, montañeros y demas "usuarios" del futuro parque nacional.

Entonces veremos cuanto espíritu de Felix Rodriguez de la Fuente ha llegado a calar realmente en nuestra sociedad.

P.D: Bienvenida Hermana Cabra, se te echaba, mucho, mucho, mucho de menos.